Tal y como estaba previsto Alberto Fernández ganó este domingo las elecciones argentinas con el 48% de los votos, lo que le evita tener que ir a segunda vuelta. La derrota de Macri no ha sido tan dura como pronosticaban, el candidato de la coalición Juntos por el Cambio consiguió llegar al 40% y así, al menos, salvar la cara ante lo que se anticipaba una auténtica debacle.
Esto deja un país muy polarizado con un presidente que llega al poder con una mayoría relativa. En las legislativas, que también se celebraron el domingo, la coalición macrista se hizo con la ciudad autónoma de Buenos Aires y en el Parlamento y el Senado la cosa quedó bastante igualada.
Unos resultados tan ajustados tendrán consecuencias en los próximos años. La fortaleza relativa del macrismo limita hasta cierto punto la capacidad de maniobra del nuevo Gobierno y le coloca en una posición muy cómoda para el plan de ajuste económico que se avecina.
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