Ayer se cumplió el 40 aniversario de las elecciones del 15 de junio de 1977, las primeras tras la muerte de Franco y las primeras desde las de febrero de 1936. La fecha es redonda, porque el franquismo duró cuarenta años y el sistema actual otros cuarenta. Se pueden sacar muchas conclusiones. Una de ellas, quizá la fundamental, es que el país no ha cambiado tanto en cuatro décadas y, en lo esencial, sigue siendo el mismo.
Cuarenta años votando han generado la falsa sensación de libertad y capacidad de decisión que tanto nos ufana. ¿Algún votante ha decidido algo alguna vez?. No, tan solo ha expresado su conformidad o discrepancia con las decisiones sobre su vida que otros han tomado o tomarán por él. ¿Algún tributario ha decidido alguna vez si paga los impuestos, cuándo, cómo, cuándo, cuántos, qué cantidad?. No, la cárcel espera a quienes se crean con la libertad de disponer de su propiedad. Las leyes ideológicas, las foráneas y las palmariamente injustas, que existen y no son pocas, también tienen penas de cárcel y las acatamos a diario. En estos cuarenta años la estructura estatal a incentivado que desde los partidos y las instituciones se azucen y ensanchen las diferencias entre españoles para justificar meter más cazos en el presupuesto. Feo discurrir.
Un cordial saludo.
País analfabeto, que antes solo pensaba en los toros y ahora solo piensa en el fúrbol.