El fin del efecto Macron

El presidente francés Emmanuel Macron está bajo mínimos en los sondeos de popularidad. En el último, que vio la luz la pasada semana justo antes de las festividades navideñas, sólo un 27% de los encuestados aprueban su gestión. Su primer ministro, Édouard Philippe, tampoco sale mejor parado: el 69% le desautorizan. Macron pierde atracción entre todas las posturas políticas. La izquierda directamente le aborrece. Algo similar sucede con los afines de la Agrupación Nacional, que es como se llama ahora el Frente Nacional de Le Pen.

Pero lo más significativo es que sus propios votantes no le valoran demasiado y muchos confiesan arrepentirse de haberle votado. A esta hecatombe no es ajena la llamada revolución de los chalecos amarillos, que empezó hace más de un mes y que no se ha detenido.

1 Comment

  1. El presidente de la República francesa ha pasado de llamarse Enmanuel a apodarse «manolo el bocachancla» en un tiempo asombrosamente corto, ya que su ambicioso plan para reformar los intereses creados franceses a devenido en que dichos intereses le han cambiado a Enmanuel hasta el signo del horóscopo. Las prometidas reducciones de Gasto y de Déficit son ahora unos aumentos a la italiana, su promoción europeísta, es ahora un incumplimiento de las recomendaciones bruselenses, y el lema «En marcha», es ahora «Frenazo y marcha atrás». De nuevo, un ejemplo de que la política, la ideología y los cambios estructurales son mirados desde los intereses creados: funcionarios, pensionistas, cronies y subsidiados todos, con sorna, y por los contribuyentes, que han de costear los intereses creados y además los sobrecostes de los cambios prometidos, con desconcierto e ira. A Enmanuel ya tan solo le toca figurar, templar gaitas en Bruselas y pagar, pagar, pagar, pagar… y pagar, a los intereses creados.
    Un cordial saludo.

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