España es el país europeo más cercano al continente africano. Menos de 15 kilómetros separan las costas de de la provincia de Cádiz de las de Marruecos. Hay incluso dos ciudades españolas en África desde hace siglos. Ningún otro país europeo cuenta con algo similar. Pero, a pesar de todo, la presencia de España en África fue siempre muy superficial, limitada al extremo noroccidental y algo puramente costero. Es evidente que a los españoles del pasado nunca les interesó demasiado África. En parte por su inmensidad y en otra parte por el hecho de que todos los esfuerzos del país fueron dirigidos a América.
Pero algo de presencia sí que hubo. Concentrada en dos épocas: la primera a finales del siglo XV, cuando el reino de Castilla conquistó las Canarias y algunas plazas fuertes en lo que hoy es Marruecos y Argelia; y la segunda ya en los siglos XIX y XX, coincidiendo con el periodo de colonización de África por parte de las potencias europeas. Así nacieron las colonias del Sáhara y de Guinea, dos pequeños pedazos de África que, aunque merece la pena ser contada, es muy poco conocida en España.
Los españoles no fuimos a África a hacer más España. Fuimos a la costa norte para asegurar nuestra costa sur, fuimos a una jungla hostil a explotar unas tierras de intercambio y fuimos a un desierto infernal a indagar qué nos había tocado en un reparto. Salimos del norte de África porque ya no suponía una amenaza, pero sí que lo era y quedó en manos de una dictadura. Salimos de aquella jungla dejando a los locales en otra dictadura y salimos de aquel desierto dejando al personal en manos de una dictadura foránea. España en África: papelón, tras papelón, tras papelón.
Un cordial saludo.