Khashoggi y la impunidad saudí

Ayer el Gobierno de Arabia Saudí cambió de nuevo de versión sobre el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en su consulado de Estambul. Es la cuarta versión que da y, como las tres anteriores, no se la cree nadie. Primero dijeron que sólo pasó unos minutos en el consulado, luego admitieron la posibilidad de su muerte, más tarde hablaron de una pelea y la muerte a golpes del periodista y ahora de un estrangulamiento tras una discusión.

Lo cierto es que a estas alturas ya da lo mismo como muriese Khashoggi. Su caso ha provocado un maremoto en las no precisamente tranquilas aguas de la política internacional. Un maremoto que ha ido a romper contra la Casa Blanca, que se encuentra en un aprieto del que va a tener muy complicado salir ya que cualquiera de las opciones que Trump escoja será mala para sus intereses.

2 Comments

  1. «Dime con quién andas y te diré quién eres» es un dicho popular de esos que encierran sabiduría patente. Donaldo anda con la monarquía saudí y la monarquía saudí no anda sino que repta por el abuso en todas su formas conocidas. La dignidad de las víctimas de los saudíes, la dignidad de las democracias europeas y la dignidad del galante Donaldo quedan manchadas por las tropelías de los Saúd pero curiosamente son manchas oscuras, como el petróleo o el odio a enemigos compartidos y entre tanta oscuridad nadie se siente sucio. Lo de Khashoggi ni es la primera, ni es la más gorda, ni es la que rebosa el vaso de las atrocidades saudíes, es indiscutiblemente una de las que más clamor periodístico despierta pero el periodismo, que muerde siempre feroz en la yugular y los genitales de sus presas, suele ser inconstante y como surgirán nuevas noticias tremebundas y el océano de petróleo es inmenso, pues lamentablemente lo más probable es que los pelos de la gatera de Donaldo sean pelillos a la mar.
    Un cordial saludo.

  2. «Dime con quién andas y te diré quién eres» es un dicho popular de esos que encierran sabiduría patente. Donaldo anda con la monarquía saudí y la monarquía saudí no anda sino que repta por el abuso en todas su formas conocidas. La dignidad de las víctimas de los saudíes, la dignidad de las democracias europeas y la dignidad del galante Donaldo quedan manchadas por las tropelías de los Saúd pero curiosamente son manchas oscuras, como el petróleo o el odio a enemigos compartidos y entre tanta oscuridad nadie se siente sucio. Lo de Khashoggi ni es la primera, ni es la más gorda y es la que rebosa el vaso de las atrocidades saudíes, es indiscutiblemente una de las que más clamor periodístico despierta pero el periodismo, que muerde siempre feroz en la yugular y los genitales de sus presas, suele ser inconstante y como surgirán nuevas noticias tremebundas y el océano de petróleo es inmenso, pues lamentablemente lo más probable es que los pelos de la gatera de Donaldo sean pelillos a la mar.
    Un cordial saludo.

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