La batalla de Madrid

A lo largo del último mes el Gobierno de Pedro Sánchez y el de la Comunidad de Madrid, presidido por Isabel Díaz Ayuso, han chocado a causa de las medidas a tomar en la capital y los municipios colindantes durante la segunda ola de la pandemia que, como la primera, afecta a esta comunidad de un modo especialmente virulento. En septiembre el Gobierno regional decidió aplicar una batería de restricciones a la movilidad en una serie de zonas básicas de salud que, a grandes rasgos, coincidían con las más densamente pobladas de la región. Esta decisión fue muy contestada por la izquierda, que acusó a Díaz Ayuso de clasista y de encerrar a los pobres en sus barrios al tiempo que pedían que se tomasen medidas en toda la ciudad.

El Gobierno de Sánchez vio entonces la oportunidad de apuntarse un tanto político obligando mediante una orden ministerial la extensión de esas restricciones a toda la ciudad de Madrid y varios municipios más. Pero una orden ministerial no es suficiente para hacer algo así, de modo que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid tumbó la orden el jueves pasado, a lo que el Gobierno, con intención evidente de quedar por encima y decir la última palabra, respondió declarando el estado de alarma en la capital y un puñado de municipios de la corona metropolitana. Lo hizo sobre datos epidemiológicos de varios días antes en un momento en el que la ola ya había empezado a remitir en Madrid.

Pero poco importan los números cuando lo que está en juego es otra cosa bien distinta, es el control de la Comunidad de Madrid, que es algo así como la piedra en el zapato del Gobierno.

En La ContraRéplica:

  • El caso de Taiwán e Islandia
  • Los Països Catalans

1 Comment

  1. ¿Te parece que los números de Madrid son como para dejar que la gente salga alegremente a extenderse por los alrededores, Valencia y otros lugares de costa, etc.? Me parece que en todo caso tendríamos que pensar en qué otras ciudades debería hacerse también cierre perimetral a parte de Madrid. Estamos con índices de contagio comunitario que multiplica por 10 otras ciudades europeas que toman medidas semejantes o más duras. Me parece una obcecación increíble pedir levantar el estado de alarma de Madrid, que es imprescindible, por lo que indican los tribunales, para evitar dispersión del virus por todos los territorios del país. No ha llegado la sangre al río, pero para ahí vamos, si no se toman medidas. Se hacen tests pero no se hace seguimiento de contactos. Es un caos total y el virus tira que te va… Lo que más me encanta es ver el espíritu anarquista en la práctica de la derecha, esta apelación a que todo se solucione con la responsabilidad individual… ¡precioso!

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