La corrupción entierra a Lula da Silva

El expresidente brasileño acaba de ser condenado a 9 años y medio de prisión por cohecho en uno de los cinco procedimientos judiciales que tiene abiertos por corrupción. Lula no es más que el reflejo de un sistema político devorado por la corrupción en un país cuya economía hace aguas. Lula es, además, todo un símbolo de la nueva izquierda latinoamericana que anunciaba que con ella la corrupción se acabaría de una vez por todas. El caso Lula supone en varios aspectos el fin de una era.

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1 Comment

  1. Un político expuesto a la corrupción y que se corrompe, se comporta como un ser humano mediocre. Los políticos son seres humanos mediocres colocados en una posición elevada, lisonjeada y publicitada que da el pego sobre que saben de algo, saben lo que se hacen o saben a dónde van. Nadie brillante sabe qué hacer en política, pero la política sabe cómo transformar a alguien brillante en un mediocre y a un mediocre en un mezquino. Aparte quedan los políticos brillantes, mezquinos con las herramientas adecuadas en sus manos.
    Luis Ignacio pudo corromperse y lo hizo, le pillaron y le toca apechugar. Brasil siempre estuvo al margen de esta pequeña miseria humana.
    Un cordial saludo.

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