La era de la polarización

La campaña de la segunda vuelta en Brasil está siendo de infarto. Todos los medios coinciden: hay polarización. Mucha, demasiada, tanta que lo mismo la democracia fenece por culpa de esa misma polarización. Claro, que Brasil es el caso de polarización de esta semana. La semana pasada los medios hablaban de la polarización en EEUU a cuenta del caso Kavanaugh y la anterior de la polarización en Italia por a causa de Salvini y Di Maio.

Si levantamos la vista observamos polarización por doquier. En Argentina con Macri y sus problemas económicos. En Perú con los Fujimori, tanto el padre como la hija. En México con AMLO, que calienta motores ya para tomar posesión en mes y medio. En España con los silbidos a Pedro Sánchez durante el desfile de la Hispanidad. Todo está polarizado. Dicen que es algo malo, pero yo no lo tengo tan claro.

1 Comment

  1. El consenso social demócrata siempre a tolerado a la oposición socialdemócrata conservadora como elemento decorativo o de transición entre dos gobiernos de progreso, ahora bien, discrepantes del Estado de bienestar, de lo multiculti o del estatus quo, son meros ultras, polpulistas, antisistemas ,y todos, antidemócratas. Y así, los liberales se asimilan a los fachas, los patriotas a los nacionalistas y los reformistas a los secesionistas, mientras a los socialistas del siglo XXI se les asimila a exaltados reconducibles. A los quince minutos de inventarse la democracia surgió la demagogia como un pulpo en su cara que le impide ver hacia dónde va, y apenas la deja respirar. El consenso es demagogia y las polarizaciones son demagogias, la democracia jamás está en riesgo de desaparecer porque jamás hizo acto de presencia, es un ideal y el cuerpo que alimenta y transporta al pulpo. La realidad es que la política vende mentiras para poder confiscar lo presente, y a crédito, y usa el término democracia para poder seguir haciéndolo indefinidamente con cierta paz social. El hecho de que el ideal demócrata resulte útil para aplacar dictaduras, revoluciones o guerras no dignifica a una rastrera y omnipresente demagogia manipuladora e injusta.
    Un cordial saludo.

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