La guerra de los monumentos

El pasado fin de semana un supremacista blanco arrolló en Charlottesville (Virginia) a una contramanifestación de activistas por los derechos civiles causando un muerto y numerosos heridos. La manifestación original era a causa de la propuesta de retirar una estatua del general Robert Lee de un parque de la ciudad. EEUU se ha declarado la guerra por los monumentos a ciertos personajes históricos de la Guerra Civil. ¿Pero, tiene sentido algo así siglo y medio después?

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4 Comments

  1. El atropellador debe estar en la cárcel. Los supremacistas
    defienden una estatua por razones equivocadas y con formas inaceptables, y los antifascistas atacan al fascismo con odio y violencia, es decir, con fascismo. Esperpento y tragedia en una obra de guión pésimo y actores simiescos que dejará rencor y vergüenza, en el mejor de los casos.
    Un cordial saludo.

  2. Como Contrahistoria me vale y me gusta. No obstante, desviar lo ocurrido a un problema de estatuas es errar un poco el tiro. Yo lo que ví fue una marcha de antorchas que llegó a rodear de forma intimidatoria una iglesia donde pastores y familias de diversas denominaciones religiosas realizaban una vigilia contra una concentración claramente neonazi. Al día siguiente hubo enfrentamientos más o menos graves entre partidarios (ver fotos) del KKK y el nacionalsocialismo y quienes se oponen a ellos. Luego llegó el colgado del Dodge. La anécdota sangrante. La «excusa» para que los insatisfechos de la victoria de Trump se revuelvan.
    Si eso es lo que da a entender tu introducción y no te hubiera oído antes te creería hipnotizado por Trump (ver Guardian de 16/8). Creer que voluntariamente intentas desviar la atención de los que te escuchamos me cuesta. Pero obviar en tu análisis la respuesta diferida del potus y el aplauso que ha recogido del altright es demasiado chamberlain. Sería como reducir lo que está pasando en Cataluña a cambiar de nombre la calle Machado o prohibir o no los toros. Más de un tercio de los estadounidenses están más que acostumbrados a vivir en una cultura que pese a los avances los ha marginado y despreciado históricamente y los tics sociológicos cuestan de quitar, como los chistes de mariquitas o fumar en los hospitales. Todo se puede cambiar, pero tragar con vueltas atrás como las que promueven los que se sienten crecidos por el apoyo de Trump y sus asesores en puestos de poder es mucho pedir a ese tercio de no-blancos y a los blancos que hayan conocido aunque sea de oídas la historia de siglo XX. No creo que hubiera bad people on both sides, si no está claro quiénes representan el peligro y quiénes se oponen a ellos jugamos a chamberlain. Si los nazis te aplauden, háztelo mirar. Los nazis (John Oliver «last week tonight») son como los gatos, si te quieren es porque les das de comer.

  3. Como espanol que vive en USA desde 1999 en mi opinion lo que esta ocurriendo estos dias aqui es mucho mas que un lio de estatuas al estilo de los monumentos franquistas en Espana. Estadísticamente hablando 2/3 del censo de hombres blancos norteamericanos han votado a esta anomalía y el porcentaje de mujeres es aun mas impactante. El enorme ruido mediático hoy en USA con todo lo relativo a esta presidencia es claramente direccional y el efecto de amplificación que los medios tratan de producir no parece proporcional a la cantidad de personas que supuestamente consiguen movilizar a base de indignacion aireando temas de racismo, brutalidad policial o violencia domestica. los números no parecen cuadrar y lo que comienza a apreciarse es la realidad de que en este país existe hoy una enorme cantidad de población que ni siquiera escucha a los medios de comunicación, con un nivel cultural primario filtrado a través de multitud de cultos religiosos de dudoso origen y con una cualificacion profesional pobre y medios económicos mermados como consecuencia de la globalización industrial y la deslocalización laboral efecto del liberalismo económico. La boberia de los altercados de las estatuas confederadas son la punta del iceberg que refleja quienes son los que han votado al número 45 y esperan silenciosamente su turno. Obama se diluyó tanto durante su mandato que provocó el efecto contrario a las expectativas que se esperaban de el y propició el hastío y auge de los extremos opuestos. Ser un bocazas siendo presidente no ayuda a unificar nada pero si es esto exactamente lo que deseas exaltar para distraer con polémicas de asuntos más serios el plato está servido. no hay más que transitar por cualquier gran ciudad estadounidense y observar una gran cantidad de hombres blancos en edad de trabajar y jóvenes que estan mendigando victimas de la plaga de adiccion a los opiáceos fruto de décadas del declinar de la clase media trabajadora de los cinturones industriales. y de esta llamada ‘trailer trash o white trash’ que se ha visto así enquistada sin nada que Obama les ofreciese para prosperar se ha estado alimentando lo que ha desembocado en esto que vivimos hoy. Esta gente es mucha, no tiene nada que perder y le importa un bledo lo que diga un millonario rubio gay ‘hijo de’ en la CNN o las redes sociales ya que a sus ojos son pijos privilegiados que practican la ceguera selectiva. Y así silenciosamente han depositado su voto para apoyar candidatos como el actual presidente.Ni los aspavientos de la prensa ni Hollywood despiertan ningún interés en esta masa silenciosa en hacerse más visibles con la salvedad de sus extremos neonazis y racistas del klan que siempre han estado ahí. De hecho creo que han descubierto que su invisibilidad es lo que les está dando tanto poder y el inquilino de La Casa Blanca está jugando sus cartas con esto.

    Saludos desde Chicago

    Frank

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