En lo que va de año unos 85.000 inmigrantes clandestinos han tratado de entrar en Europa. Más de 2.000 se han dejado la vida en las aguas del Mediterráneo. Las autoridades se muestran incapaces de contener la marea migratoria. Aunque quizá la cuestión no sea contenerla, sino canalizarla como ya se hizo en el pasado. Europa necesita inmigrantes porque su población está muy envejecida y no supera la tasa de reemplazo. La cuestión es qué tipo de inmigrantes y, sobre todo, cuántos.
Se puede detener la invasión como hicieron Polonia y Hungría. Países sin atentados islámicos, como es natural. Otra cosa es que se quiera hacer todo por las buenas y con amabilidad, eso es imposible. O ellos o nosotros.
Pretender ir a un lugar ajeno en pos de la prosperidad es condición humana, y es, sin duda, un apuesta arriesgada y un sacrificio. Cuando el lugar ajeno es propiedad de otros, estos establecen las condiciones de acceso, y saltárselas, conduce al conflicto. A Europa, llegan millones de personas que pretenden alcanzar una mejora en sus condiciones de vida, un tropel que llega desatendiendo las condiciones de acceso de los países soberanos y generando un conflicto gigantesco. Como la miseria que impulsa la migración y el miedo que endurece las condiciones de acceso, son dos constantes, tendremos drama y tragedia para mucho rato. Como los políticos no saben generar prosperidad y sí saben administrar el miedo, la resolución en falso está garantizada.
Un cordial saludo.