La rebelión de Viriato

A mediados del siglo II a.C los romanos se encontraban en su lenta pero implacable conquista de Hispania. Entonces sucedió algo imprevisto, un caudillo proveniente de la Lusitania les salió al paso y les trajo de cabeza durante diez años. No conseguían derrotarle a pesar de que Roma reclutaba ejércitos y enviaba a la península ibérica a sus mejores cónsules y generales . El caudillo se llamaba Viriato y su vida cabalga entre la historia y la leyenda.

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2 Comments

  1. Viriato. Terror de los romanos. Invicto en batalla. Veto a la conquista.
    Su lucha se enmarcó entre dos traiciones. La del romano Galba a su pueblo, que le empujó a la pelea y la de sus mediadores, que le costó la vida.
    La guerra apenas va sobre la vida o muerte de los individuos, va esencialmente de la supervivencia de las generaciones posteriores y de la cultura propia, de una determinada manera de estar en el mundo. Sabemos que la guerra de Viriato la ganó ROMA porque los presentes hablamos, nos regimos y transcendemos a la romana.
    Viriato quiso sobrevivir y que los suyos y su cultura también lo hicieran pese a que la amenaza era invencible, por lo que utilizó todos, absolutamente todos sus recursos hasta la extenuación. Su recurso esencial fue la astucia.
    Astucia para comprender cómo guerrea el enemigo y cómo se le ha de guerrear, astucia para canalizar el odio vengativo, el respeto de los suyos, el conocimiento del terreno y el prestigio obtenido. Astucia para diseñar una estrategia general de movilidad, acoso y retirada, sin plantar batallas campales. Astucia para idear tácticas de emboscadas, señuelos, relámpagos y evaporaciones.
    Pero ROMA tenía una idea fija y recursos, muchos recursos: armas temibles, muchísimas, guerreros profesionales y además reemplazables, oro, una enorme cantidad que siempre les parecía poca, arrogancia sin medida, su orgullo profundamente herido y un gran número de generales, muchos torpes y otros muchos astutos.
    Los lusitanos no tenían más que un general astuto y ROMA pudo poner en práctica todos los métodos para doblegarle: fuerza, miedo, cerco, resplandor, traición…
    Al final forzándole a negociar y aprovechando que eligir hombres de confianza no se le daba bien, murió Viriato, el astuto general lusitano y la causa lusitana.
    Viriato afrontó un desafío abrumador con valor e inteligencia y brilló entre el miedo y los desaciertos de su pueblo.
    «Memoria soy del más famoso pecho
    Que el Tiempo de sí mismo vio triunfante…»
    Un cordial saludo.

  2. Buena contrahistoria, tan didáctica como siempre. Sé de la aversión por la acumulación de fechas pero quizá este episodio se merecía detenerse en algún año y algún mes pues, parece ser, que el hecho que señalemos hoy en día el 1 de enero como primer día del año se debe a la necesidad que tuvo Roma de adelantar el nombramiento de un nuevo cónsul para acelerar la derrota de Viriato.

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