La revolución neolítica

De manera convencional suele dividirse la prehistoria en dos grandes periodos: el paleolítico y el neolítico. La frontera entre ambos es un tanto difusa aunque todos coinciden en que el neolítico comienza cuando las poblaciones humanas se sedentarizan y domestican plantas y animales para su consumo. Dicho así parece algo sencillo y rápido, pero no fue ni una cosa ni la otra. El neolítico duró varios miles de años y las nuevas técnicas agrarias fueron extendiéndose con mucha lentitud partiendo de unos focos muy concretos en el creciente fértil, los valles del Yangtsé y el río Amarillo en la actual China, Mesoamérica y la cordillera andina.

De aquellas sociedades aún prehistóricas pero que fueron poco a poco ganando complejidad proviene nuestro mundo. El neolítico es la gran revolución que hizo del homo sapiens la especie dominante. Con las tecnologías neolíticas no hubo hábitat que se resistiese a nuestros antepasados que, provistos de una reserva constante de alimentos, vieron como crecían en número sus comunidades y se expandían por los cinco continentes. Todos esos avances posibilitaron la aparición de las primeras ciudades y, con ellas, la escritura. Con esta última empieza la historia humana propiamente dicha.

Hoy en La ContraHistoria vamos a abordar la revolución neolítica y a tratar de responder algunas de las preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez sobre este periodo. Cuándo y dónde se encendió esta chispa, cómo se extendió por el mundo y por qué se trató de un proceso tan largo que tuvo retrocesos en muchas ocasiones. Lo haremos de la mano de Alberto Garín en su pueblo, Vegas de Matute, una pequeña localidad de la provincia de Segovia a la que hemos venido a buscar alivio de los calores estivales.

Bibliografía

https://diazvillanueva.com/apoya-la-contra/

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