Segunda entrega del programa dedicado al Imperio Otomano, el último de los grandes imperios del Mediterráneo Oriental y Oriente Medio. Junto a Alberto Garín veremos la figura de Solimán el Magnífico, el auge del imperio y su inevitable decadencia a partir del siglo XVIII. Y, para terminar, la disolución del imperio y lo que ha quedado de él.
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«El turco» dominaba lo que en tiempos fue el imperio romano oriental y la parte africana del occidental. Esto significaba controlar la ruta comercial con Asia y amenazar las rutas mediterráneas, además de una lanzada territorial en el costado de la cristiandad. Como el comercio de puede amoldar con tratos y componendas, genoveses y venecianos supieron entenderse a temporadas con «El turco», y como la lanzada era en territorio de los Habsburgo, pues Francia también supo congeniar con «El turco».
La forma de gobierno otomano perduró siglos porque encajaba con las costumbres locales respecto al poder: que sea bien reconocible, que esté bien lejos, que mande poco y que incordie menos.
Hay que reconocerles a los otomanos una habilidad especial para mantener pacificados durante siglos territorios que los occidentales crispamos en apenas unos años y con visos de dejarlos así sine die.
Hoy día, Turquía es una sombra de aquel imperio, con tendencia a complicarse la existencia propia, y la de los vecinos, por su deriva islamista y por seguir siendo un fenomenal cruce de caminos.
Un cordial saludo