Nicolás Maduro está muy activo a pesar de que a la crisis económica, política y social que el país padece desde hace años se suma ahora una crisis sanitaria. Esta última de dimensiones desconocidas porque los datos que ofrece el Gobierno no merecen mayor crédito. Todo ha empeorado en Venezuela en los últimos meses menos la voluntad inquebrantable de Maduro de permanecer en el poder. Para hacerlo con vitola de legitimidad se ha sacado dos conejos de la chistera. Por un lado unas elecciones parlamentarias que habrían de celebrarse en diciembre de este año. Por otro un referéndum revocatorio como el que convocó Chávez allá por 2004 que tendría lugar dentro de dos años, en algún momento de 2022, cuando se atraviese el ecuador de su último mandato, que comenzó en 2019 de manera fraudulenta y que sirvió como disparador para el ascenso de la ya agotada solución Guaidó.
Si consigue renovar la Asamblea Nacional, ponerla a su gusto y superar el revocatorio habrá puesto los cimientos de un mandato que podría ser vitalicio. Algo con lo que la comunidad internacional tenga que tragar y la oposición sea incapaz de revertir. El plan por ahora le está saliendo a pedir de boca.
En La ContraRéplica:
- Las contradicciones de AMLO
- La solución definitiva al principal problema de México
- El Barrett
- La «nueva normalidad«
Estimado Villanueva: desde mayo que espero una contracronica sobre la fallida Operación Gedeon. Llama la atencion vuestro silencio visto la atención que le presta a Venezuela. Ocultar tambien es mentir