No culpes a Carmena de lo que hizo Botella

Más pronto que tarde tenía que pasar, era inevitable habida cuenta de la climatología que le es propia a la ciudad. A partir de mañana solo podrán entrar en Madrid los vehículos con matrículas terminadas en número impar. Al día siguiente, el viernes, los que tengan par y así sucesivamente. No es que a Carmena se le haya ido la cabeza, simplemente está aplicando un protocolo anticontaminación que lleva casi dos años en vigor y que esta alcaldesa no aprobó. El protocolo en cuestión fue un invento que se sacó de la manga Ana Botella durante el invierno de 2015 cuando, coincidiendo con un episodio atmosférico parecido al que atravesamos ahora (anticiclón persistente y calma chicha), anunció que iba a tomar medidas. Y las tomó.

En aquel entonces, hace solo dos años pero se diría que es una eternidad, la oposición municipal y el recién nacido Podemos se pasaban el día dando la tabarra con lo de la contaminación. No digo yo que parte de razón no tuviesen, que el aire, a fin de cuentas, es de todos pero lo contaminan básicamente los que conducen. Ahora bien, la pregunta es por qué Ana Botella se metió en este embolado, y más sabiendo que ella no iba a aplicarlo ya que tres meses después, en plena primavera, había elecciones a las que la propia Botella no se presentaba. La primavera en Madrid trae inestabilidad atmosférica y esa inestabilidad esa la que se lleva la boina. Quizá fue por eso, aunque lo dudo. Simplemente lo hizo porque el PP funciona de esta manera, en lo de la polución y en todo lo demás. Sus líderes asumieron hace mucho tiempo que su misión, digamos que histórica, es la de ir poniendo en práctica el programa electoral de sus adversarios. Por decirlo brevemente, ellos fabrican la soga con intención de no emplearla pero que los siguientes si que emplearán, y lo harán a fondo porque esa soga es su soga, exactamente la misma que ellos hubiesen fabricado de haber podido hacerlo.

Y qué otra opción le quedaba, os preguntaréis. Si la contaminación está ahí algo tendrá que hacer el ayuntamiento para reducirla. Pues tenía varias, algunas no tan traumáticas. Podría, por ejemplo, haber creado un sistema de peajes para todos los automóviles de fuera del municipio, porque por las calles y avenidas de Madrid circula media España pero solo las mantienen los empadronados en la ciudad. Se calcula que cada día laborable entra aproximadamente un millón de coches en Madrid capital desde el extrarradio. Con un peaje realmente disuasorio la mayor parte se quedaría fuera. Eso reduciría el tráfico inmediatamente y dejaría un buen dinero en las arcas municipales, que están exhaustas y bien podría emplearse para aliviarnos la excesiva carga fiscal que padecemos los madrileños. Pero por ahí no iban a pasar, no fuese a ser que les llamasen ultraneoturboliberales o algo peor. El hecho es que Madrid es una ciudad deseable a la que todos acuden, pues bien, quien quiera entrar con el coche que pague o que se venga a vivir aquí. Lo primero está bien, lo segundo está mejor, porque más que un millón de coches lo que necesitamos es un millón de habitantes más.

1 Comment

  1. Por una vez tengo que corregirle,las arcas municipales estan a rebosar de dinero fresco,debido a la incapacidad patológica de esta banda de (………) a la hora de gestionarlo y por tanto gastarlo,aparte del aluvión de multas e impuestos que reciben cada dia.
    Y si,no culpo a la alcaldesa de su gestión,era inevitable que una analfabeta funcional como esta jueza,se comportara y actuara como lo que desde el principio cualquier persona que la hubiese escuchado,dejando de lado la pertenencia a una ideologia totalitaria,ya sabia,solo culpo a los que la votaron y al psoe que la alzo a la alcaldia por esos típicos odios a nuestra patética derecha.

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