¿Qué es el fascismo?

Javier se plantea la siguiente pregunta: ¿por qué el término fascista ha terminado asimilándose a cualquier opción política de derechas, cuando el fascismo como doctrina política tiene su origen en el socialismo de principios del siglo XX? Una pregunta, como vemos, que muchos nos hemos hecho en alguna ocasión. Vamos a analizar el tema con algo más de detenimiento.

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3 Comments

  1. Una excelente analogía entre social-democracia y fascismo.

    En estos días donde el estado elefantiásico engorda cada vez más y vemos aligerar el peso de nuestras carteras, es fundamental desmontar el mito de las ideologías del buenismo redistributista, de los de arriba que estancados endogámicamente en el poder político se reparten el pastel menguante de lo que producimos los de abajo, todos y todas.

    De todas formas, a los grandes capitales no les interesa el liberalismo, porque «libre mercado» supone una amenaza contra sus parcelas de negocio.
    Las grandes fortunas y capitales iliberales necesitan más que nunca de los buenistas para defender sus intereses espurios.
    Y todos esos criptofalangistas como el señor Monedero (de socialdemócrata a heterodoxo) que rinden culto a la religión del estado benefactor y viven atrincherados en sus cátedras neomedievales de la escolástica sofista postmarxista.

    Suerte tenemos de que existan revolucionarios liberales como usted que desafíen al gran capital y sus secuaces socialdemócratas.

  2. Fascismo es, por definición, izquierdismo nacionalista. La clave del fascismo, diferenciadora de otras corrientes del socialismo, al cual pertenece, es ser nacionalista. Las demás ramas del socialismo, incluído por supuesto el anarquismo, pretendían abolir las naciones.

    El ideólogo del fascismo no fue Benito Mussolini, sino Georges Sorel. Mussolini era un lector suyo. Primero, los filósofos de todas las ramas del socialismo, hasta Sorel, para ser coherentes, propugnan la abolición de las naciones: ¿Cómo va a existir unión del proletariado si hay naciones! Sorel, filósofo revolucionario socialista, ‘sindicalista’ le gusta decir a los fascistas, argumenta que el socialismo ha de dejar de pretender ser coherente y utilizar la demagogia, y que no hay mejor demagogia según él que el nacionalismo.

    Ahí es donde entra Benito Mussolini, y lo lleva a la práctica. Mussolini no es el creador, sino el realizador de la teoría de Sorel, y señala que la Primera Guerra Mundial echó por tierra en la práctica la unidad proletaria, probó su imposibilidad, y que enarbola el nacionalismo con el socialismo. Es decir, por definición, fascismo es socialismo nacionalista; les gustará decir a muchos fascistas que es ‘sindicalismo nacionalista’. En 1945, dos años después del Manifiesto de Verona, aclara sobre él: «Nuestros programas son definitivamente iguales a nuestras ideas revolucionarias y ellas pertenecen a lo que en régimen democrático se llama «izquierda»; nuestras instituciones son un resultado directo de nuestros programas y nuestro ideal es el Estado de Trabajo. En este caso no puede haber duda: nosotros somos la clase trabajadora en lucha por la vida y la muerte, contra el capitalismo. Somos los revolucionarios en busca de un nuevo orden. Si esto es así, invocar ayuda de la burguesía agitando el peligro rojo es un absurdo. El espantapájaros auténtico, el verdadero peligro, la amenaza contra la que se lucha sin parar, viene de la derecha.»

    La realidad es que otro renombrado fascista, Adolf Hitler, recalca que su ideología es marxismo nacionalista, y señala en sus discursos que el socialismo y el nacionalismo, por separado fracasarán siempre, pero que unidos el marxismo y el nacionalismo triunfarán; más aún, se señala a sí mismo como el verdadero realizador del marxismo. Los estatutos del Partido Nacional Socialista Alemán son marxistas y nacionalistas, y su política económica es socialista: empresas públicas, banca nacionalizada, megalómanas obras públicas, control riguroso de precios (tomen nota en Vox de ello), regulaciones… Y para finalizar, el muy amado por el socialismo Keynes, tan adorado por el sociata español, escribió una carta a Hitler elogiándole su política económica keynesiana y además resaltando que en su sistema político es donde mejor se puede aplicar sus ideas económicas.

    En España son fascistas, por definición, la ERC, la CUP, Bildu, el BNG, las mareas, la ETA, y ahora Podemos y Psoe también, por defensores del nacionalismo socialista.

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