Refugees are not welcome

Diez días desde la toma de posesión de Donald Trump y ya tenemos montados dos escándalos de primera magnitud: el del muro con México y el de los refugiados de este fin de semana. Ambos se alargarán en el tiempo e irán adquiriendo nuevas formas conforme pasen los meses, aunque una cosa está clara, de lo primero se dejó de hablar tan pronto como se anunció lo segundo. Trump es el dueño absoluto de la agenda mediática mundial y la modula a su voluntad. Estos dos últimos días se ha hablado de lo que Trump quería y casi diría que hasta en los términos que Trump deseaba que se hiciese. Y lo ha conseguido de un modo tremendamente sencillo, simplemente estampando la firma en un documento (bastante vago, por lo demás) que partía de disposiciones anteriores dictadas durante el mandato de Obama.

¿Qué es exactamente lo que ha hecho?

  1. Prohibir temporalmente la entrada a EEUU a los ciudadanos de una serie de países de Oriente Medio
  2. Decretar una moratoria de refugio durante 90 días

No quiere visitantes de países envueltos en guerra en los que prospera el yihadismo por si le traen la guerra a casa. No tiene más lógica interna que esa, no creo que haya que buscar racismo ni xenofobia en la medida. Algo así ya se había hecho en el pasado, en 2011 en concreto, pero limitado en exclusiva a Irak. Por lo demás, estos siete países (Siria, Sudán, Libia, Somalia, Yemen, Irán y el propio Irak) ya padecían severas restricciones fronterizas desde que se promulgó la Terrorist Travel Prevention Act en 2015. Esta ley preveía que los viajeros provenientes de estos países tenían que pasar antes por una entrevista en el consulado estadounidense más cercano. A partir de ahí las autoridades migratorias decidían. Lo que ha hecho Trump, por lo tanto, es dar una vuelta más a una tuerca que estaba ya bien apretada.

En principio el presidente de EEUU está facultado para hacer algo así, ya sea por capricho, por precaución o por reciprocidad, es decir, que no es anticonstitucional ni nada por el estilo. No es tampoco anti islámico como se ha repetido estos dos últimos días. Los habitantes de cualquier otro país musulmán (incluida Arabia Saudita, que es la cabeza de casi todo lo malo) pueden viajar a Estados Unidos. Pero el conflicto no ha venido por esto, sino por las restricciones al refugio. El titular del viernes pasado no dejaba lugar a muchas interpretaciones. Decía algo así como «Estados Unidos no acepta refugiados«. Punto. Y, claro, a todos nos vinieron a la cabeza las imágenes de los refugiados sirios corriendo por los Balcanes con sus miserias a cuestas y los niños en brazos. Pero eso fue en los Balcanes. Por más que me esforcé no conseguí recuperar de la memoria una sola fotografía similar en suelo americano, lo que me llevó a hacerme la siguiente pregunta: ¿cuántos refugiados entran en los EEUU cada año?

Pocos, muy pocos, unos 50.000-60.000 de promedio cada año, que nos pueden parecer muchos, pero si tenemos en cuenta que EEUU tiene 315 millones de habitantes ya no son tantos, son el 0,01% de la población. Extrapolándolo a España es como si recibiésemos unos 5.000 refugiados al año, algo tan inapreciable como un vaso de agua en una piscina. La razón por la que llegan tan pocos refugiados a EEUU tiene que ver con la distancia. Está demasiado lejos de las zonas de conflicto y, llegado en caso, uno busca refugio en el país de al lado, no en el otro extremo del mundo. La idea de todo refugiado, a fin de cuentas, es volver a su país y reemprender su vida tan pronto como haya terminado el peligro.

Al parecer lo que pretende Trump es mejorar el sistema de concesión de asilo político. O al menos eso es lo que él dice. Y eso le va a llevar a su administración 90 días, luego volverán a tramitar admisiones. Pero no en el caso de los sirios. Ahí la suspensión es indefinida. ¿Por qué razón? ¿Acaso la guerra en Siria es menos guerra que la de Yemen? Vayamos a los datos. En 2011 EEUU recibió 29 refugiados sirios, 31 en 2012, 36 en 2013, 105 en 2014, 1.600 en 2015… y 13.000 en 2016. Hay algo aquí que no termina de cuadrar. La guerra en Siria empezó en 2011 y para 2014 era ya un conflicto con varios frentes abiertos. 2014 fue, de hecho, el año en que nació el Estado Islámico y en el que se produjeron incontables masacres. De 105 a 13.000 es un incremento del 12.000% en solo dos años. Como mínimo da que pensar. Yo al menos lo revisaría.

Pero la cuestión no es solo esa. Viendo la que se ha armado cabe preguntarse por qué Trump ha hecho esto. ¿Acaso es tonto?, ¿un masoquista quizá a quien le gusta que le machaquen? No lo creo. Tonto no es. Para ser un recién llegado políticamente sabe lo que hace. Por de pronto ha desplazado el eje del debate a su campo. Ya no se habla de cuántos refugiados se deben recibir, sino de si hay que recibirlos o no. Ídem con  la inmigración de países incómodos, porque es bien sabido que muchos que entran con un visado luego se quedan dentro y no hay modo de echarles el guante.

Como en el caso de México y el muro, Trump ha dibujado el espacio de juego y ha redefinido las normas. Probablemente no nos gusten sus iniciativas en este ámbito. A mi al menos no me gustan, pero hay que reconocerle el mérito. En todo lo relativo a la inmigración y los refugiados 2017 no será como 2016, será algo muy distinto y se debatirá partiendo de un guión diferente.

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