El pasado jueves el Reino Unido debió abandonar la Unión Europea y hacerlo, además, por las malas. Es la tercera vez en un año que iban a irse pero no se van. La primera fue el 29 de marzo, cuando se cumplieron dos años de la invocación del artículo 50 del Tratado de la Unión Europea. La segunda el 12 de abril y la tercera la semana pasada. Podría haber una cuarta, aunque ya en 2020, el 31 de enero, fecha en la que expira la prórroga concedida por Bruselas al Gobierno británico.
Entre medias se celebrarán elecciones generales en las que Boris Johnson espera conseguir una mayoría clara que le permita aprobar el acuerdo de salida en el Parlamento. Si Boris lo consigue la salida podría ser incluso antes, en el mismo mes de diciembre o a principios de enero. Pero eso sólo si Johnson sale bien librado de las elecciones del 12 de diciembre. Para ello ya se ha puesto en modo electoral y ha moderado sus formas. Sabe que ejerciendo de sí mismo tiene garantizada la mayoría, pero no absoluta. Y eso es exactamente lo que necesita.
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