Icono del sitio Fernando Díaz Villanueva

Dos septuagenarios a garrotazos

Donald Trump y Joe Biden se vieron por primera vez las caras ayer en Ohio en un debate desordenado y bronco en el que ambos candidatos buscaron dar el golpe de gracia al oponente sin conseguirlo. El debate estuvo marcado por las interrupciones continuas y los insultos. Trump atacó por el historial político de su adversario, que es muy dilatado, casi 50 años, y que, por lo tanto, está lleno de ángulos ciegos. Biden, por su parte, se centró más en el presente criticando a la administración republicana y su respuesta frente a la crisis sanitaria y económica derivada de la pandemia.

El debate duró unos 90 minutos, fue dinámico y rápido a pesar de la avanzada edad de los candidatos. Su punto álgido se alcanzó cuando salió el polémico tema del voto por correo que la campaña trumpista está utilizando desde hace dos semanas como línea de ataque hacia los demócratas. Otro punto que puso al rojo vivo el debate fue el de los disturbios callejeros, el tema favorito de Trump y donde considera que tiene las de ganar.

Volverán a verse las caras el próximo día 15 de octubre en Miami. Para entonces quedarán menos de tres semanas para las elecciones. Pero, ¿realmente sirven para algo estos debates?, ¿consiguen que alguien cambie el sentido de su voto habida cuenta de las limitaciones intrínsecas de la televisión?

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