Icono del sitio Fernando Díaz Villanueva

No era para tanto

Donald Trump tiene la semana amable y conciliadora. Ha viajado a Tokio para ser el primero en saludar personalmente al recién coronado emperador Naruhito, que accedió al trono del crisantemo el pasado 1 de mayo tras la abdicación de su padre. En Japón a Trump le tratan bien. Quizá por eso o porque lo que toca ahora es aflojar, el presidente se ha mostrado dialogante y dispuesto a aligerar la tensión en Oriente Medio. Ahora que ya tiene contra las cuerdas a su adversario llega el momento de tenderle la mano.

Trump sigue sin ser predecible al cien por cien, pero su manera de crear y solucionar los problemas es muy parecida siempre. Las sanciones están funcionando y el envío de tropas también. Al final, por mucho que se quiera resistir hay que tener la capacidad de hacerlo. No parece ser el caso del régimen islámico que, de un modo u otro, tendrá que avenirse a un acuerdo.

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