«Ellos tienen los dólares, nosotros tenemos a Alá» es lo primero que se se le ocurrió a Recep Tayyip Erdogan el viernes pasado cuando Donald Trump le subió por Twitter los aranceles al aluminio y el acero. Con la lira en caída libre y la crisis económica llamando a la puerta, el Gobierno de Erdogan ha pensado que lo mejor es enfrentarse con Estados Unidos y buscar otros aliados.
En Estados Unidos muchos dudan que la Turquía de Erdogan fuese ya un aliado. Ambos países están distanciados desde hace mucho tiempo y esta última crisis no ha hecho más que agravar la situación. Lejos, lejísimos quedan los tiempos en los que Turquía era el aliado preferente en Oriente Medio. Lo que muchos se preguntan ahora es cuál de los dos tiene más que perder.
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La crisis turca se va vislumbrando como una realidad de un tamaño y una gravedad tales que no va a poder ser ignorada por nadie, además tiene visos de querer acelerarse de tal modo que las noticias, malas en general, van a tener que hacer cola. En todo caso , es en los malos momentos cuando uno descubre a sus verdaderos amigos y puede recoger el fruto de algunas buenas gestiones del pasado. Recep está a punto de descubrir lo escaso de amigos que anda y cómo su política de tocarle las narices, en muchas ocasiones, eso sí, con una sonrisa, a todo el mundo conocido por necesidades de prestigio interior, le van a traer grandes penurias. Turquía a compartido intereses con muchos otros países pero ningún proyecto. Ahora que vienen duras, el resto de países ha perdido el interés y lo que tienen es el proyecto de no complicarse en Turquía.
Un cordial saludo.