De los seis puntos sobre regeneración democrática que Mariano Rajoy se comprometió con Albert Rivera el pasado año para el pacto de investidura solo ha cumplido uno. El resto lo ha ido postergando entre largas y marrulleos muy propios del personaje. Pero ha querido la casualidad que en el lapso de una semana se juntasen dos casos (el del presidente de Murcia y el de la caja B del PP) que le han puesto contra la pared. Pero Rajoy insiste en su negativa. Al líder de Ciudadanos no le dejan muchas opciones. Por de pronto ha lanzado un ultimátum para relevar al presidente murciano y ha pactado con Podemos y PSOE la formación de una comisión en el Congreso.
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