¿Cómo regenerar el periodismo?

El pasado viernes se celebró el día mundial de la libertad de prensa, una efeméride que en España suele pasar desapercibida porque la libertad de expresión se respeta y no hay periodistas encarcelados por hacer su trabajo. Pero este año ha sido distinto. Sólo cuatro días antes Pedro Sánchez compareció tras cinco días que se había tomado para reflexionar sobre su futuro. Esto ya lo tratamos con detalle la semana pasada en La ContraCrónica. Se llegó a pensar incluso que dimitiría y que este mismo año se celebrarían nuevas elecciones. Pero no hubo nada de eso. Sánchez se presentó ante las cámaras a las 11 de la mañana en la puerta del palacio de la Moncloa e hilvanó un discurso victimista en el que señalaba a quienes, según él, están difundiendo bulos sobre su persona, la de su esposa y su partido.

Dijo textualmente que lo que había pasado esos días era un punto y aparte, que a partir de ahora en España no habrá posibilidad de difundir noticias falsas porque se va a proceder a una limpieza. Todos los periodistas críticos con el Gobierno dieron un respingo porque Sánchez, que siempre ha tenido una relación complicada con la prensa que no le baila el agua, les marcaba con una cruz tratando de hacer ver que todo el que le cuestione está difundiendo bulos. Acto seguido sobre ese tipo de prensa a la que calificó de “pseudomedios” y que, según él, está vinculada a la extrema derecha se lanzó en plancha todo el Partido Socialista y sus socios de Gobierno. Se refieren a ella como la “máquina del fango”, un término empleado por Pablo Iglesias hace unos años cuando sus prácticas dentro de Podemos empezaron a ser censuradas por los medios de comunicación.

En un ambiente ya enrarecido la Federación de Radio y Televisión emitió un comunicado en el que mostraba su preocupación por las palabras de Sánchez, más concretamente por “el señalamiento de dos de los pilares sobre los que asienta la Democracia, la Libertad de Expresión, a través de los Medios de Comunicación y el Poder Judicial”. Al mismo tiempo la Federación de Asociaciones de Periodistas de España, más conocida como FAPE, pidió a los políticos que terminen con sus ataques a la prensa y que no intenten acallar las voces críticas.

En el PSOE se han defendido arguyendo que su intención no es censurar, sino que se acometa una regeneración tanto en la Justicia como en los medios de comunicación. Censurar directamente no pueden ya que se lo impide la Constitución y el Reglamento Europeo de Libertad de Medios de Comunicación. Lo que si cabe es la posibilidad de que desde el Gobierno se desate una campaña de hostigamiento contra la prensa crítica atacando a sus fuentes de financiación, es decir, la publicidad, que es de lo que viven la mayor parte de periódicos, radios y televisiones. Y aquí no sólo hablamos de la publicidad institucional, un maná millonario y a entera discreción de los políticos que mantiene con vida a muchos medios, sino de los grandes anunciantes privados siempre sensibles a las señales que emite el poder.

Para hablar sobre este tema que tiene agitado a todo mundillo periodístico español, nos acompaña hoy Rubén Arranz, que hace unos días en El Independiente desgranó una serie de ideas para regenerar el periodismo sin sucumbir a los intentos de censura del Gobierno.

Este programa cuenta con la colaboración de CESCE.

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