
Se celebró este lunes el llamado debate a cinco con los cinco cabezas de lista de los cabezas de lista de los principales partidos que concurren a las elecciones del próximo domingo. Los medios lo han calificado de tenso, pero no sé muy bien que idea tendrán de la tensión. Dejémoslo en tensamente aburrido o aburridamente tenso porque a mucho más no llegó. La política en España, al menos la que se representa por televisión, la prensa y las redes sociales es simple postureo aderezado con algún que otro insulto y la voluntad manifiesta de quedar bien con todos y, sobre todo, no ofender a nadie.
Al haber cinco partidos con representación significativa en las Cortes y un sexto llamado a la puerta, sólo unas decenas de miles de votos marcan la diferencia entre poder formar Gobierno dentro de unas semanas y no poder hacerlo. Por eso, por simple miedo a pasarse prefieren no llegar. Menos aún en un debate rígido y con los tiempos tan tasados que si nos lo hubiesen sustituido por una batería de entrevistas a plano fijo apenas lo habríamos advertido.
En La ContraRéplica:
- ¿Quién ganó el debate?
- El origen de la crisis chilena
- Bruselas ante el Brexit
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