
Se armó ayer un lío monumental en Perú, más concretamente en el Congreso peruano. El presidente de la república, Martín Vizcarra, anunció que disolvía la cámara, dominada por el partido fujimorista, y convocaba elecciones. Poco después los diputados se declararon en rebeldía y destituyeron al presidente y colocaron en su lugar a la vicepresidenta Mercedes Aráoz.
Vizcarra no disolvió por las bravas, eso hubiese constituido un golpe de Estado, sino invocando el artículo 134 de la Constitución después de que el Congreso le negara un voto de confianza para reformar el procedimiento de designación de miembros del Tribunal Constitucional. Al parecer la oposición llevaba semanas maniobrando para hacerse con el control de este Tribunal y ahí saltaron las chispas.
El presidente decidió cortar por lo sano, acabar de una vez por todas con este suplicio y que sean los peruanos los que decidan en unas elecciones que se han tenido que adelantar más de un año sobre la fecha prevista. Vamos a tratar hoy de desentrañar las claves del enésimo embrollo político en el que se han metido los peruanos.
En La ContraRéplica:
- ¿Ha dado Vizcarra un golpe de Estado?
- Celebración del 70 aniversario de la República Popular China
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