El crucigrama imposible de Sánchez

Podría decirse, y de hecho se dijo, que Pedro Sánchez ganó las primarias contra pronóstico. Pero lo cierto es que no hubo pronósticos, o al menos pronósticos fiables porque el PSOE vive en un estado de alteración permanente, de histeria colectiva que hace poco menos que imposible cualquier tipo de predicción. Las ganó, eso sí, con autoridad. Su triunfo fue absoluto e inapelable. Pero eso no alivia lo más mínimo las dolencias múltiples que aquejan al partido desde hace años y que podrían complicarse en los próximos meses.

Sánchez, que se las veía muy felices durante la noche del domingo mientras arengaba a los militantes, tiene que resolver un crucigrama mucho más complicado que el que le entregaron durante el verano de 2014, cuando accedió por vez primera a la secretaria general. Por un lado el partido está mucho más debilitado. Y en gran parte es por su culpa. Por otro, en aquel entonces llegó a la cima empujado por los poderes fácticos del partido que, en el peor de los casos, veían en él el perfecto sparring para Rajoy de cara a las elecciones de 2015 y, en el mejor, un nuevo Zapatero, un presidente por accidente que les devolviese la poltrona por la puerta de atrás.

El poder en política no lo otorgan las dignidades, lo da el acceso al presupuesto

Ahora todo es muy distinto. Tendrá que plantarse desde el primer día ante la principal federación del partido, a cuya cabeza se encuentra la socialista más poderosa de España. El poder en política no lo otorgan las dignidades, lo da el acceso al presupuesto. Susana Díaz tiene una rebosante caja a mano para comprar lealtades y con ello limitar dramáticamente el radio de acción del equipo directivo en Ferraz.

Pero no solo es Susana Díaz a quien se enfrenta. Ninguno los barones del partido están de su lado. Aceptaron la derrota a regañadientes porque no les quedaba otra pero le devolverán el golpe tan pronto como tengan ocasión de hacerlo. A Borrell hace veinte años le hicieron una revisión en profundidad y terminaron sacándolo de ahí con los modos propios de ese negocio. Nunca hay que subestimar la capacidad de intriga y destrucción del aparato de un partido.

Más aún cuando la victoria de Sánchez ha sido una victoria precisamente contra ese establishment: alcaldes, presidentes autonómicos, diputados y capos regionales que han sido humillados inmisericordemente en las primarias. Es evidente que desde Ferraz se puede cambiar el aparato de una federación a golpe de puñetazos en la mesa pero no sin provocarse heridas. Hay 20 aparatos incluyendo los de Ceuta, Melilla y Europa. Todos hostiles al nuevo líder. Pero a un alcalde o a un presidente autonómico no se le puede echar. Debe su puesto a los votantes, no a la gracia del secretario general.

Es el partido o la nada. Que se lo cuenten a muchos de los que han tenido que salir del PP y el PSOE en los últimos años y que vagan como almas en pena

Los apparátchik, además, se defienden. Tienen mucho que perder. De hecho lo tienen todo que perder porque la política es una carrera de dirección única a la que no hay alternativa fácil. Es el partido o la nada. Que se lo cuenten a muchos de los que han tenido que salir del PP y el PSOE en los últimos años y que vagan como almas en pena desde entonces buscando un empleo en el sector privado.

Luego a Sánchez no le va a quedar otra opción que pactar y templar gaitas. Eso implicará traicionar a mucho militante que ha depositado en él todas sus esperanzas de cambio. El idealista se ofende a mucha más velocidad que el pragmático.

Pero antes de meterse en harina tendrá que sortear otra prueba. El mes próximo se celebra el congreso federal al que Sánchez llegará como secretario general… y punto. Los delegados provienen de los aparatos provinciales que él no controla y que en muchos casos son susanistas confesos. Tendrá que formar su ejecutiva y su comité federal con esos mimbres. Del congreso esta vez no saldrá la secretaría general pero si todo lo demás. Un partido es en esencia todo lo demás.

Si llegase a superar lo anterior con una dosis adecuada de mano izquierda, palo y zanahoria habrá de ponerse con el programa. ¿En qué van a quedar sus planes de acercarse a Podemos? ¿Los aceptará el nuevo comité federal o en cuanto se ponga a ello le liarán la de octubre pasado? Tendrá que negociar y ceder, lo que en principio es normal en política pero Sánchez no es un secretario general normal. Sánchez es el secretario de las bases, poco amigas por lo general de cesiones y componendas.

Será la primera vez que el secretario general del PSOE no está en la cámara baja. Eso tiene un coste porque no se le verá en los debates clave de la legislatura

Por último tiene un frente en el que no podrá presentar batalla, al menos personalmente: el parlamentario. Pedro Sánchez no es diputado ya que renunció a su escaño el año pasado para no tener que abstenerse en la investidura de Rajoy. Será la primera vez que el secretario general del PSOE no está en la cámara baja. Eso tiene un coste porque no se le verá en los debates clave de la legislatura, incluido, claro está, el del Estado de la Nación, que es el que más interés suscita y más horas de televisión proporciona.

Los diputados, en su gran mayoría leales a Susana Díaz, podrían cambiarse de bando. Son políticos, entra dentro de su etología básica. Todo depende de si el efecto Sánchez se traduce en mejora de expectativas electorales. Si el PSOE se repunta en las encuestas no lo dudarán. Si, por el contrario, persevera en su camino hacia el abismo no es descartable que le monten una rebelión como la de este otoño por miedo a perder sus escaños, que es lo único que tienen en la vida.

1 Comment

  1. Cuántos moriremos reventados por bombas para que Pedro Sánchez sea elegido Presidente del Gobierno?

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