
Donald Trump se enfrenta a la peor crisis desde que tomó posesión del cargo hace cuatro meses. El ex director del FBI, James Comey, le acusa de haber obstruido a la Justicia al pedirle en febrero que dejase de investigar a Mike Flynn, antiguo consejero de Seguridad Nacional, que tuvo que dimitir tras ser descubiertos sus contactos con el embajador ruso. Una historia típicamente washingtoniana para la que Trump no estaba preparado pero que difícilmente terminará en impeachment.
Que a Donaldo le cueste el puesto un delito de obstrucción a la justicia que el denunciante no denunció cuando se maquinó y que finalmente no se produjo, es poco probable. Lo que ya es seguro es el linchamiento mediático, ahora, por deporte, y más adelante quizás por la comparecencia ante el senado. De lo que no hay duda es que hay al menos un político abusando de su cargo, en este caso de los privilegios de su ex-cargo.
Un cordial saludo.