La incógnita Hezbolá

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, compareció este lunes ante los diputados de la Knesset, el parlamento israelí, para dar cuenta de la situación del conflicto. Aprovechó su intervención para advertir a Irán y a la organización terrorista Hezbolá de que eviten meterse más en este asunto, les avisó en inglés que no lo hagan, que no les pongan a prueba en la frontera norte porque el precio a pagar será ahora más caro que en ninguna ocasión anterior. Semejante advertencia no era más que una reacción a las palabras pronunciadas este domingo por el ministro de Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian, que exigió que el ejército israelí detuviese su ofensiva en Gaza o, de lo contrario, el denominado “eje de la resistencia” acaudillado por Irán actuará de modo ejemplar. Por “eje de la resistencia” hay que entender la alianza de las tres grandes organizaciones terroristas que operan en aquella zona y que han declarado la guerra a Israel: Hezbolá, la Yihad Islámica y Hamas.

Netanyahu aprovechó su discurso para dirigirse a sus aliados occidentales. Comparó a Hamas con los nazis y recalcó que esta guerra también es la guerra de Occidente. Así lo ha entendido Estados Unidos, que ha desplegado en el Mediterráneo oriental una flota compuesta por dos grupos de ataque con sus respectivos portaviones, el Dwight Eisenhower y el Gerald Ford, este último es el más grande del mundo y el más reciente de la armada de Estados Unidos. En Washington temen que Irán se sienta tentado a participar y esa flota inmensa serviría para disuadirles de emprender aventuras en una zona tan sensible.

Es poco probable que Irán se meta directamente en el conflicto ya que, de hacerlo, podrían ser objeto de un ataque nuclear por parte de Israel, pero los ayatolás tienen modos de entrometerse en este asunto sin necesidad de hacerlo personalmente. En el Líbano opera Hezbolá, una organización que posee un brazo político y otro de tipo militar con el que ataca de forma rutinaria a Israel. Hezbolá no es una organización autónoma, depende por completo de Irán, fue fundada por la guardia revolucionaria iraní hace cuarenta años durante la primera guerra del Líbano y persigue los objetivos que les señalan desde Teherán. Entre esos objetivos destaca el hostigamiento a los israelíes, a quienes consideran ocupantes de territorio musulmán.

Hasta el momento las milicias de Hezbolá se han limitado a lanzar algunos ataques con cohetes sobre el norte de Israel, algo meramente simbólico en solidaridad con Hamás, pero sus líderes aseguran que están preparados para unirse a sus aliados de Gaza en el momento en el que crean necesario. Si decidiesen cumplir su amenaza Israel se encontraría con un segundo frente en el norte, un frente que sería mucho más complicado que el de Gaza ya que Hezbolá cuenta con un santuario en el Líbano y está mucho mejor armado y entrenado gracias a la ayuda que recibe desde Irán. Los israelíes se encontrarían, además, con una campaña de terrorismo contra sus intereses en todo el mundo ya que Hezbolá dispone de infraestructura para atentar tanto en Europa como en América. Es, en definitiva, un enemigo formidable que complicaría mucho las cosas a Israel y llevaría la guerra a otro nivel.

En La ContraRéplica:

  • La izquierda occidental y extremismo islámico
  • Hamas y las víctimas civiles

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