En plena crisis migratoria en el estrecho de Gibraltar, desde diversos foros se ha apuntado que, ya entren por España, por Italia o por Grecia, la presión va a continuar durante los próximos años, seguramente décadas. La razón es fácil de entender. África concentra el 90% de la pobreza extrema de todo el mundo. Nada hace pensar que eso vaya a cambiar en los próximos años a diferencia de la India, el sudeste asiático o Centroamérica, donde la pobreza remite poco a poco.
Y como muestra un dato muy ilustrativo. Este año Nigeria pasó a ser el país del mundo con mayor número de personas que viven en pobreza extrema, es decir, con menos de 1,9 dólares al día. Ha adelantado a la India, que es un país mucho más poblado. Según el World Poverty Clock la extrema pobreza en Nigeria aumenta a razón de 6 personas por minuto, mientras que en la India desciende a un ritmo de 44 personas por minuto. ¿Por qué esta maldición es algo que muchos se preguntan? ¿ Va a salir alguna vez África del subdesarrollo?
La fórmula de la prosperidad no es un secreto: respeto a la propiedad privada, apuesta por el libre mercado, estabilidad institucional, seguridad jurídica y bajos niveles de corrupción y violencia. Ni es un secreto, ni es fácil, ni está garantizada su consecución, ni su conservación. En África galopan las expropiaciones, el proteccionismo, el mercantilismo, los cambios de gobierno, los cambios legislativos, la corrupción y la violencia. Las ayudas al desarrollo de África tan solo espolean esos caballos y las limosnas son abrevaderos para esos caballos. Los intereses de quienes truncan la prosperidad son abrumadores, pero como las consecuencias de la miseria son tan apabullantes, pues la esperanza de que se opte por la fórmula de la prosperidad no es descabellada, eso sí, es improbable y en todo caso, lejana.
Un cordial saludo.