Esta semana la Casa Blanca ha anunciado la segunda batería de sanciones contra Nicolás Maduro y su régimen. En esta nueva ronda se prohíbe la entrada en el país de algunos funcionarios del Gobierno y sus familias. Vienen a complementar las del mes pasado que no han tenido resultado práctico alguno, al menos hasta la fecha. Canadá también ha decretado sanciones y se espera que la UE haga lo propio. Ahora solo queda preguntarse si funcionarán.
Venezuela ha ofrecido siempre al mundo, incluido EE.UU, petróleo y turismo como su dos grandes tesoros en cantidad y calidad. Nicolás ofrece al mundo petróleo barato, cierre turístico, la oportunidad de quedar como grandes demócratas a sus sancionadores y un nido de avispas que nadie quiere zarandear. Y el mundo compra petróleo barato, busca otros destinos turísticos, queda ufano firmando sanciones y no se plantea tocar el régimen chavista. El mundo brinda por la libertad de los venezolanos, pero solo ellos la han de procurar, cada vez con más razones y por más razones aunque cada vez más exhaustos. La caída de Nicolás será una alegría incapaz de compensar el desconsuelo y la aflicción del desastre bolivariano.
Un cordial saludo.