Los límites del vehículo eléctrico

El Gobierno de Manuela Carmena en el ayuntamiento de Madrid aprobará hoy el plan estrella de la legislatura, se llama Madrid Central y supondrá el cierre del centro de la ciudad a todos los vehículos contaminantes. Un plan que ha llegado cargado de polémica y que entrará en vigor dentro de un mes. El ayuntamiento pretende reducir el tráfico en un 40% y en otro 40% las emisiones. Esto implica que quien no tenga un automóvil híbrido o eléctrico deberá quedarse fuera salvo contadas excepciones como los residentes o sus invitados.

Los coches eléctricos ganan aquí un importante argumento de compra. El mercado ya ofrece gran variedad de modelos a distintos precios, pero todos más caros, de cualquier modo, que sus equivalentes en gasolina o diesel. Lo que si parece es que ya no hay vuelta atrás. El vehículo eléctrico ha llegado esta vez para quedarse. La incógnita es saber si la red eléctrica está preparada para la avalancha que se le viene encima. Todo indica que no es así.

3 Comments

  1. Los vehículos son herramientas de transporte y son además expositores de estatus y de visión social. Los vehículos eléctricos transportan, son caros y resultan chic. Ahora bien, para que realmente sean el transporte de masas o al menos un porcentaje sustancial del mismo es necesario que los usuarios de vehículos eléctricos compren soluciones de transporte y no un cúmulo de problemas e inconvenientes cotidianos. Si por más dinero llegas más cerca y recargas en más tiempo, solo los muy cafeteros anticombustibles fósiles están haciendo el gasto y la sobreplanificación. Además está la pega de entender que los múltiples problemas de los vehículos radican no en su motor sino en la cantidad de unidades circulante. Miles de millones de vehículos eléctricos generarán problemas de espacio, de generación de energía y de residuos contaminantes. Así que mientras esperamos a que la industria automovilística empiece a ofrecer soluciones de transporte además de lenitivos para conciencias atormentadas, seguiremos viendo cómo los políticos atormentan conciencias
    y estimulan sobrecostes sin previsión alguna de las consecuencias.
    Un cordial saludo.

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