No se os muere, le habéis matado

Dice José Luis Cuerda, albaceteño y trincador director de películas subvencionadas, que «se nos muere el cine español». Primero, ¿qué es eso de «se nos» muere?, ¿acaso es/era vuestro? Y segundo, dando por cierto que, efectivamente, esa cosa inmunda e intrascendente llamada «cine español» sea de vuestra propiedad, no se está muriendo; la palmó hace muchos años y fuisteis vosotros, albaceteños o no, los que le distéis la puntila. Las causas del óbito, que no fue repentino sino tras una larga enfermedad en la que gente como tu actuastéis como agentes patógenos, son/fueron, aproximadamente las siguientes:

1.- Sois incapaces de hacer una sola película que interese al español medio. Y no por falta de presupuesto, que lo tenéis a nuestra costa, sino por una pertinaz escasez de talento unida a una superabundancia de prejuicios.

2.- Sois incapaces de enfrentaros al veredicto del público tal y como hacen los directores, productores y actores de las series de televisión. No podéis tolerar el fracaso de taquilla, por eso la ignoráis, pero no del todo, porque, cuando salen a flote vuestros números rojos, culpáis de ello a los espectadores, presuntos idiotas insensibles que no entienden vuestras creaciones.

3.- Sois incapaces de ir más allá de los dos géneros que trabajáis habitualmente, ambos ideológicos. Uno para agradar al Poder que os financia los bodrios y sufraga vuestro tren de vida; y otro en el que volcáis vuestra peculiar visión del mundo. Del primero las películas sobre la Guerra Civil quizá sean el mejor exponente. Del segundo, las de sujetos autodestructivos que no terminan de encajar en una sociedad inclemente e injusta; la misma, casualmente, que os permite vivir alegremente haciendo lo que os gusta y respondiendo tan sólo ante los políticos que mantienen el cotarro en funcionamiento.

4.- Sois incapaces de conectar con el público, con ningún público. A una parte la insultáis con premeditación y soberbia en cada película. Esa parte ni paga ni pagará jamás voluntariamente una entrada de algo que hayáis parido, involuntariamente lo paga mediante impuestos. Lo peor es que la otra parte del público, la vuestra, a la que dirigís vuestros guisotes rancios, tampoco, y esto es realmente grave porque demuestra que no valéis para el oficio del que vivís.

5.- Sois incapaces de ver que un director o un actor no es nada especial y, por supuesto, no es mejor que un contable, un panadero o un médico. Es más, si mañana dejasen de hacerse películas españolas, no pasaría nada, absolutamente nada. En cambio, si los panaderos dejasen de hacer pan o los médicos de operar y pasar consulta todos, incluidos vosotros, lo notaríamos.

Vía | Crónicas Bárbaras

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