Aunque ya todos daban por ganadora segura de las primarias del PSOE a Susana Díaz ayer la candidatura de Pedro Sánchez dio la sorpresa llevando hasta Ferraz más de 57.000 avales, 5.000 más que su oponente. Una diferencia tan ajustada es un problema porque viene a demostrar que Sánchez no solo no ha muerto, sino que goza de excelente salud y podría dar el campanazo el próximo día 21. De este modo, unas elecciones que se presumían tranquilas y previsibles se han convertido en un combate a cara de perro.
Si pierdes las elecciones a las que se presenta tu partido y pierdes las votaciones dentro de tu partido, cualquiera podría pensar que eres un cadáver político, a no ser que el cadáver político sea tu partido, en ese caso eres el líder natural del partido, el espejo del partido. Como la socialdemocracia española murió con Zapatero y el vanguardismo federativo se muere con Podemos, al socialismo español le pasa como al europeo, que ha fallecido. Para los socialistas, tener que decidir quién va a gestionar el próximo fracaso, si un profesional del fracaso o una señora que viene con poltrona a repartir culpas, pues es un trago.
Un cordial saludo.