Rajoy sí sabe pero no contesta

Mariano Rajoy declaraba ayer como testigo en el juicio del caso Gürtel. La figura de testigo es muy diferente a la de imputado. El imputado está ahí para defenderse porque el juez entiende que estaba en el ajo cuando se cometió el delito. El testigo, en cambio, es alguien externo, es un colaborador que ayuda al tribunal a esclarecer lo sucedido con información de primera mano. Por eso los testigos no llevan abogado y se les toma juramento para que digan la verdad.

Evidentemente este no es el caso de Rajoy. Y no lo es por la sencilla razón de que no debió prestar declaración como testigo, sino como imputado. Testigo podría haber sido una secretaria, o el chico de los cafés… o un escolta, pero no el presidente del partido. Como tal todo lo que se hacía por debajo de él era responsabilidad suya.

Y no estamos hablando de que un becario del gabinete de prensa que se lleva de matute los cartuchos de la impresora a su casa, o de que el presidente de alguna sede provincial perdida ha efectuado unas contrataciones irregulares. No, estamos hablando de una trama corrupta que se mantuvo durante muchos años y que estaba incrustada en la planta noble de Génova, 13. Estamos hablando de ingresos millonarios opacos. Estamos hablando de pagos millonarios opacos. Estamos hablando de una contabilidad millonaria y también opaca. Y no en el PP de Redondela, provincia de Pontevedra, sino en la misma sede central del partido en Madrid y por parte de estrechos colaboradores de su presidente.

Y es por eso que lo de ayer parecía más un interrogatorio policial que una indagación típica como las que suelen hacerse cuando se pregunta a un testigo. Y con razón porque, insisto, Rajoy debería estar procesado por este asunto desde hace ya mucho tiempo. Normal que fuesen los abogados de la acusación a meterle el dedo en el ojo por si patinaba y se autoinculpaba involuntariamente.

Eso era poco probable que sucediese, el equipo jurídico del PP preparó la declaración con esmero, como si el presidente estuviese imputado. De haberlo estado habría negado las acusaciones, pero no, dijo que lo desconocía todo, que estaba allí (eso no puede negarlo) pero no se enteró de nada. Impecable desde el punto de vista jurídico. De nada se le puede culpar salvo de ser tonto, pero eso no es ilegal. Pero si lo miramos desde el punto de vista político lo de ayer fue un desastre ya que Rajoy estaba dando por bueno lo que sospechábamos, que el PP es la cueva de Alí Babá, y que lo ha venido siendo desde casi su fundación.

Los juicios políticos son muy diferentes de los juicios normales. En los segundos eres inocente mientras no se demuestre lo contrario. En los primeros eres culpable hasta que no demuestres que eres inocente. Rajoy, por lo tanto, entró culpable en la Audiencia Nacional y salió más culpable todavía. Y todo porque se empeñó en separar el PP en dos compartimentos estancos: el político y el administrativo. Según Rajoy no hay conexión entre ellos. Cada uno va a lo suyo y el presidente solo se encarga del primero. Eso solo se lo cree él. El presidente del PP y, por extensión, el de cualquier partido es presidente para todo.

Por las mismas podríamos decir que Rajoy preside el Gobierno pero solo para trazar la estrategia política sin responsabilizarse lo más mínimo de los detalles administrativos. Es decir, él estaría para encargar que se haga una línea de AVE hasta la frontera portuguesa, pero no le afecta si el ministro de Fomento recibe maletines de los constructores y los proveedores de material ferroviario.

Todos sabemos que no es así. Sabemos que el director general de una empresa es tan responsable de la política de ventas como del personal o la tesorería. Si le sale un jefe de compras que es un pícaro que trinca comisiones de un proveedor no se verá ante un tribunal, pero si ante el consejo de administración que le pedirá cuentas y previsiblemente le ponga de patitas en la calle. Pues lo mismo con el presidente de un partido político que, antes de fijar los lineamientos estratégicos, tiene que saber cuanto dinero hay en la caja, aunque solo sea por si hay que salir a pedir más.

Pero el cuadro que pintó Rajoy en la Audiencia fue el de un tipo investido de la máxima autoridad pero que nunca hablaba con el tesorero, que nunca supervisaba los presupuestos, que veía obras en la sede y no sabía cómo se estaban pagando y con cargo a qué cuenta y qué partida de gasto. Es simplemente imposible de creer. Nos está tomando por tontos. Luego lo más probable es que Rajoy haya mentido. Mentir bajo juramento es un delito, uno más a sumar a la interminable lista de delitos cometidos por la banda que, capitaneada por el propio Rajoy, lleva chuleando al PP a su antojo desde hace demasiados años.

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1 Comment

  1. Ha quedado acreditado que el PP es un partido político estructuralmente corrupto con una tesorería con gestión legal y con gestión ilegal de millones de euros en ambos casos. También ha quedado acreditado que su actual presidente ha actuado en todo momento como si no lo supiera, por incompetencia para percatarse de dónde estaba y con quiénes estaba, según Mariano, o por puro interés, según el sentido común. Bueno, ahora que Mariano sabe que su partido es una letrina y que él se presenta como un incompetente ante una ciudadanía que le intuye corrupto, ¿ahora qué? Pues ahora nada, caminar altivo tras un tropezón que no le ha hecho caer y secar las salpicaduras con el aire. Los peperos han demostrado en el pasado unas tragaderas como para no asustarse con este sapo.
    Un cordial saludo.

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