Sabotajes contra Putin

A lo largo de las últimas semanas se han producido en Rusia una serie de misteriosos incendios en instalaciones de todo tipo, desde depósitos de combustible hasta plantas químicas. En Tver, una importante ciudad al norte de Moscú se declaró un incendio en un instituto de investigación aeroespacial, en Perm, un importante nudo ferroviario junto a los Urales, lo que ardió fue una fábrica de municiones. En Dzerzhinsk, en la ribera del Volga, las llamas consumieron una planta química. Más al oeste, en Briansk, cerca de la frontera bielorrusa se declararon dos incendios en sendos depósitos de petróleo. Ya en las cercanías de Ucrania, en la región de Kursk, un puente ferroviario colapsó interrumpiendo el tráfico. En algunos casos, como en el del incendio del Instituto Central de Investigación de las Fuerzas de Defensa Aeroespacial en Tver el pasado 21 de abril, hubo que lamentar víctimas mortales, 17 en concreto, que ha reconocido el propio Gobierno ruso.

Se sospecha que no son accidentes, sino sabotajes bien planificados y llevados a término por fuerzas ucranianas infiltradas en Rusia. Volodímir Zelenski se ha referido a ellos como “intervención divina” y ha asegurado que se trata del karma, que se está cebando con los invasores en su propio país. Sea o no algo relacionado con el karma, el hecho es que desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero se han declarado más de una docena de incendios por toda Rusia, tanto el lado europeo como el asiático. A finales de abril se llegaron a declarar dos incendios en el extremo oriente ruso, en una base aérea de Vladivostok y en una mina de carbón de la remota isla de Sajalín, en el océano Pacífico.

Podrían ser más, eso sí. Los que conocemos se han documentado en redes sociales. Algunos son tan vistosos que gente del común los ve, los graba con sus teléfonos móviles y los sube a la red. Esto ha creado cierta inquietud en Rusia, donde muchos temen que estén ante una campaña de terror incendiario orquestada desde Ucrania. En algunos casos puede tratarse de infiltrados locales que han saboteado las instalaciones, en otros parece claro que se trata de ataques dirigidos desde Ucrania como los depósitos de Briansk, que pudieron ser atacados desde el aire por drones ucranianos. No es descabellado pensarlo. A estos incendios se suman una serie de bombardeos por parte de helicópteros y drones contra infraestructuras en Kursk y el oblast de Belgorod, en la frontera con Ucrania.

En Rusia apuntan directamente a Occidente como instigadora de estos incendios, pero no pueden demostrar nada. Lo que si ha creado esta campaña de sabotajes es una gran inquietud en Rusia porque desconocen hasta dónde pueden llegar.

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