Socialismo árabe e islamismo

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Fracasado el experimento social-nacionalista que encarnó Gadafi, Libia se enfrenta ahora a lo inevitable: su conversión en una república islámica en la que la sharia sea la fuente de jurisprudencia. No es el primer país islámico que ha vuelto atrás. Cuando la modernización se intenta hacer a través del socialismo y los desafueros que lleva aparejados, los países que lo han sufrido vuelven la vista a un pasado idealizado en el que la ley islámica, la de sus padres y abuelos, garantizaba cierto grado de libertad y autonomía dejando intacto el orgullo nacional. Es un viaje a ninguna parte. Irán tal vez sea el mejor ejemplo y todos sabemos a donde conduce.

El Consejo Nacional de Transición Libio ya ha hecho públicos sus planes de reconstrucción del país. Éstos pasan por la islamización obligatoria y la vuelta a las raíces. Nadie lo esperaba en Occidente, empeñado en creer que los revoltosos libios eran demócratas convencidos que transformarían la dictadura de Gadafi en una democracia liberal de corte europeo. Nada de eso. Para los libios la europeización es sinónimo del régimen de Gadafi. El socialismo y el nacionalismo, a fin de cuentas, también son occidentales.

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