El martes pasado el juez José de la Mata, de la Audiencia Nacional, ordenó el ingreso en prisión de Jordi Pujol Ferrusola, el primogénito del clan Pujol. Fue algo inesperado aunque deseado por muchos ya que los anticipos de la investigación se cuentan por escándalos. Al parecer, durante todo este tiempo el mayor de los Pujol Ferrusola siguió evadiendo capitales a diferentes destinos y eso es lo que ha ocasionado su encarcelamiento. Es una historia tan larga y ya tan antigua que quizá haya llegado el momento de pararse y hacer memoria.
Si bien es fácil explicar que Pujol fue presidente del gobierno autonómico catalán, no resulta fácil explicar que los Pujol eran la monarquía del catalanismo. Cuando el patriarca era el líder del destino nacional catalán, quien mandaba en Cataluña y mercadeaba con Madrid, el conseguidor que exigía pleitesía, el transformador de la realidad social hacia la grandeza; entonces su familia era todo honor. Ilustrar que los Pujol organizaron una trama delictiva de corrupción política y neponismo para el saqueo sistemático de lo público y lo privado en Cataluña, no es complicado. Hacer ver a los genuflexos que adoraban a unos miserables por no querer pensar y por no querer ver, no es sencillo, tampoco es necesario, a los idólatras, el traje señero les empieza a picar y el silencio les empieza a hacer carraspear.
Un cordial saludo.