En una España económicamente semiparalizada y con el grueso de la población recluida en casa (son ya cinco semanas de confinamiento), el Gobierno ha apostado por el realismo mágico. La semana pasada pudimos comprobar como toda la acción del Ejecutivo, sobrepasado, por lo demás, por el incesante aumento de víctimas mortales, se redujo a anunciar un así llamado «ingreso mínimo vital» de unos 500 euros por persona y mes. El Estado, naturalmente, carece de esos recursos, de modo que anticiparon que lo financiarán con deuda, lo que no sabemos es quien se la va a comprar, pero ahí quedó el globo-sonda para tranquilizar al personal.
El otro eje fue la campaña desatada contra los bulos y las noticias falsa en la que participaron con gran alegría los medios afines al Gobierno y se metió incluso la Fiscalía General del Estado, controlada por Dolores Delgado, alguien de la casa, ex ministra de Pedro Sánchez y bien dispuesta para lo que haga falta. Lo cierto es que en estos tiempos de alarma y confusión proliferan los bulos y las noticias falsas, pero no todas son perseguibles de oficio. La libertad de expresión ampara la libertad de mentir siempre y cuando no se calumnie, se injurie o se estafe. De lo contrario serían los propios terminales mediáticos del Gobierno quienes deberían estar frente a un tribunal.
En La ContraRéplica:
– ¿Debe Alemania relocalizar las empresas que tiene en China?
– Ayuda a las pymes y autónomos
– Trump y Venezuela
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