
Se celebraron este domingo elecciones en Suecia. La prensa llevaba un mes clamando con que iba a ganar la extrema derecha, concretamente un partido llamado Demócratas Suecos que tiene un discurso parecido al de Alternativa por Alemania. Al final la sangre no llegó al río. Demócratas Suecos y su líder Jimmie Akesson han quedado terceros, eso sí, se han convertido con 62 escaños en el partido bisagra.
Los socialdemócratas del primer ministro Stefan Löfven se dieron un buen piñado, perdieron 12 escaños pero siguen siendo el partido más votado. El problema es que tendrá difícil ser investido . Hay un empate técnico entre socialistas y conservadores que sólo puede desbloquear Akesson. Ahora muchos se preguntan como Demócratas Suecos, un partidillo que hasta hace unos años vivía en la marginalidad ha llegado tan lejos. Eso es lo que vamos a ver hoy en La ContraCrónica.
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A los estados e les exige seguridad, unidad y prosperidad, y estos pueden llegar a dar falsa sensación de las dos primeras. A los políticos se les piden prebendas y subsidios, y estos trapichean con ambos, enredando más que nada. Cuando los políticos que gobiernan, enredando, enredando, generan sensación de inseguridad y desunión, la idea de su inutilidad coge fuerza y las alternativas políticas sin pasado de gobierno empiezan a ser consideradas. <parece que el esquema de inoperancias y miedos se clona en Suecia como en el resto de Europa sin apenas localismos folclóricos.
Un cordial saludo