Pablo Casado anunció ayer que no concederá ni una prórroga más al estado de alarma decretado por Pedro Sánchez hace ya dos meses y que quiere mantener, como poco, hasta el próximo 30 de junio. El presidente del PP interpeló a Sánchez en sede parlamentaria con gran dureza, le pidió que regresase a la legislación vigente y le preguntó cuándo va a pedir el rescate europeo. Sánchez, que no esperaba algo así, se limitó a pedir unidad para «salvar vidas», es decir, la misma cantinela que viene recitando desde mediados de marzo. Estas llamadas a la unidad contrastan con la agresividad que exhibe el PSOE de continuo contra cualquier partido que se oponga al Gobierno y, especialmente, contra el PP. Contrastan también con el inmisericorde ninguneo al que Sánchez ha sometido a Casado todo este tiempo.
La intención de Moncloa no ha sido otra que anular políticamente a Pablo Casado, reducirle a una mera comparsa maniatada por la gravedad de la crisis. La operación estaba diseñada de tal manera que si se quejaba automáticamente le caían todos los muertos encima. Una trampa saducea de la que no tenía fácil escapatoria. Sólo le quedaba romper la baraja y colocarse de frente. Tendrá, eso sí, que asumir los costes y prepararse para que toda la maquinaria mediática al servicio del Gobierno le pase por encima.
En La ContraRéplica:
- La situación en Estados Unidos
- Policía y confinamiento
- La situación en Costa Rica
- Polarización política
Be the first to comment