
Los disturbios callejeros se han apoderado de Estados Unidos en este arranque de campaña. No es que hayan empezado ahora. Todo el verano está siendo muy caliente u no precisamente por la temperatura. Las protestas se han generalizado en varios Estados y en las principales ciudades del país ocasionando una espiral de violencia que los demócratas creen que puede beneficiarles en su carrera hacia la Casa Blanca. Las del mes de junio les favorecieron desgastando a Donald Trump como nada lo había hecho a lo largo de su mandato, pero esta vez podrían actuar en sentido inverso apoyando su candidatura.
Conforme peores se ponen las cosas en la calle más insiste la campaña republicana en restablecer la ley y el orden, algo que está brillando por su ausencia en ciertas áreas urbanas tomadas por los saqueadores y los manifestantes violentos que buscan a propósito el enfrentamiento con la policía. El equipo de Trump, que al principio quedó un tanto acogotado por la magnitud de la protesta, está empezando a aprovecharla como propulsor de su campaña y es ahora el Partido Demócrata y su candidato Joe Biden quienes se enfrentan a la disyuntiva de seguir alimentado esto o plantarse. Ambas posiciones tienen coste electoral, pero no les queda otra que decidirse.
En La ContraRéplica:
- Rebeldes sin causa
- Tasas a unos para pagar las pérdidas de otros
- Duhalde y su golpe de Estado
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