La guerra económica

La Unión Europea aprobó este viernes un nuevo paquete de sanciones a Rusia con la idea de aislarla económicamente del resto del mundo y que Vladimir Putin se retire de Ucrania. Entre ellas se encuentran la retirada de los beneficios de Rusia en el marco de la Organización Mundial del Comercio y los 27 tratarán de sacar al país del Fondo Monetario Internacional y de Banco Mundial. Junto a eso la UE ampliará la lista negra en la que ya figuran los principales oligarcas rusos y cerrará los vacíos que habían dejado sanciones anteriores, en especial todo lo relativo a las criptomonedas para asegurarse de que el círculo cercano de Putin no escapa a las sanciones financieras.

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, adelantó que la UE trabaja en «una gran prohibición» relativa a las inversiones europeas en el sector energético ruso con la mente puesta en cortar todos los lazos de dependencia que el continente tiene con el gas proveniente de Rusia. Esto afectará a las transferencias de tecnología, inversiones y servicios financieros para el sector de la producción y exploración de energía. Por su parte, el alto representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, remarcó la «determinación» de la Unión para poner freno a la financiación de la «maquinaria de guerra» rusa.

El hecho es que la presión de las sanciones sobre la economía rusa empieza a dejarse sentir. La agencia de calificación Fitch rebajó la semana pasada la calificación de la deuda soberana de Rusia, que pasó de «B» a «C», justo por encima de la condición de «bono basura», que es la categoría en la que los Estados se encuentran ante el impago de su deuda. Mientras tanto, son cada vez más las empresas multinacionales que se retiran de Rusia o cierran temporalmente. En los últimos días Nestlé y Heineken se han unido a McDonald’s, Starbucks o Zara, que anunciaron el fin de sus operaciones en Rusia hace ya más de una semana.

Cientos de miles de rusos, entretanto, están abandonando el país. Los trenes entre San Petersburgo y Helsinki han experimentado un espectacular aumento de pasajeros desde que comenzó la guerra en Ucrania. Muchos son los rusos que huyen por temor a las consecuencias de las sanciones y a que Putin declare la ley marcial, un rumor que se extiende en toda Rusia desde hace días. Las búsquedas sobre «emigración» por parte de los internautas rusos se han disparado, pero no es fácil salir del país. El rublo está por los suelos y el cierre del espacio aéreo europeo a las aerolíneas rusas ha disparado los precios de los billetes de avión, que ahora vuelan en dirección a Armenia y los Emiratos Árabes para poder dirigirse desde allí a Occidente.

La guerra económica ha puesto a Rusia contra las cuerdas. Putin necesita adueñarse de Ucrania cuanto antes, por eso ha redoblado la apuesta militar. En el actual estado de cosas el desgaste va contra sus intereses. Quiere acabar con esto cuanto antes, pero no lo va a tener tan sencillo. Ni en el campo de batalla, ni en el financiero.

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