La treta del impeachment

El proceso de destitución, el “impeachment”, contra Donald Trump, expresidente de Estados Unidos desde hace veinte días, dio comienzo ayer en Washington. Para llevarlo a cabo se siguió el procedimiento establecido en la ley. La Cámara de Representantes envió su aprobación su aprobación al Senado y éste lo puso en marcha. Le acusan de «incitar a la insurrección» durante el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero, un episodio un tanto lamentable que dejó cinco víctimas mortales. La defensa de Trump presentó un recurso de inconstitucional, pero el Senado lo ha rechazado con los cincuenta votos que dispone el Partido Demócrata más seis tomados del Republicano.

La sesión comenzó con un vídeo de trece minutos en el que se mostraban imágenes intercaladas del discurso del expresidente frente a la Casa Blanca y de la ocupación del Capitolio. Trump instaba en un mitin a sus seguidores a «caminar hasta el Capitolio», donde se validaban los votos electorales que concedían la victoria a Biden, para «detener el robo» supuestamente perpetrado en las elecciones presidenciales. Fue entonces cuando sus seguidores decidieron marchar hacia el Capitolio y tomar el edificio al asalto. De no haber sucedido esto quince días antes del relevo presidencial, el ‘impeachment’ hubiese tenido razón de ser porque podría argüirse que Trump no estaba en condiciones de seguir gobernando, pero, tras abandonar el cargo pierde en buena medida su sentido. Los demócratas buscan, por lo tanto, alargar el espectáculo y cargar la cuenta sobre todo el Partido Republicano.

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