
De todos es sabido que Corea del Norte apenas produce nada que pueda colocar en el mercado internacional. En 2015 exportó por valor de 2.800 millones de dólares, pero sus importaciones ascendieron a 3.500 millones. No son cifras muy altas, España en el mismo año exportó por valor de 266.000 millones de dólares y las importaciones le costaron 302.000 millones. Pero Corea del Norte es un país que vive en el límite de la subsistencia. Los norcoreanos están todos muy delgados (menos el líder supremo, que exhibe un sobrepeso propio de un Buda) y viven con lo puesto. No hay casi automóviles en sus calles, no existe nada parecido a los centros comerciales o los mercados, es un país extremadamente pobre tal y como se puede ver en los documentales que se han hecho allí, una pobreza cuartelera y orwelliana lindando con el surrealismo.
Pero, a pesar de ello el régimen de Kim Jong-Un lleva años desarrollando un programa nuclear propio, algo que no es precisamente barato, y el ejército mantiene a más de un millón de personas activas. Eso por no hablar del nivel de vida de los jerarcas que, aunque secreto, es muy superior al del norcoreano medio. ¿De dónde saca el dinero el Gobierno para sufragar todos esos gastos? De las exportaciones no es. Tampoco de lo que pide prestado porque Pionyang no puede acceder al mercado de deuda. En este documental de investigación producido por The Why Foundation tenemos una respuesta muy convincente: esclavitud. Tan escalofriante como suena pero con la peculiaridad de que se las han apañado para practicarla en el extranjero delante de todo el mundo y con más cómplices de los que creemos.
[amazon_link asins=’1981518843,841629013X,8494382047,8499424376′ template=’CarruselSinEncabezado’ store=’f0279-21′ marketplace=’ES’ link_id=’617a7fd0-5c7f-11e8-aaa6-9500d8d9ac7b’]
¡Estupendo!, ¡bien hecho!
Ahora a ver si denuncias también la esclacitud practicada en la «liberada» Libia, la de Israel en Siria con niños para trasplantes o la de las monarquías del Golfo esas con tanto glamour que hacen negocietes con la oligarquía cleptocrática nacional, o sin ir más lejos, la de ese empresario textil español que tanto admiras y que ha visto desmontados talleres ilegales de sus contratistas con niños esclavos en Argelia, Brasil, Marruecos, India… y fijo que me falta alguno
¿O es que si la esclavitud no la practican los socialistas entonces da igual?
Saludos