
Los atentados islamistas en Cataluña han vuelto a traer al debate público las cuestiones migratorias. Algunos cargan la culpa de los atentados sobre los inmigrantes musulmanes, que en España no son tan numerosos como en Francia o Bélgica, pero que ya es una comunidad de cierto tamaño. El debate va desde posturas que defienden la apertura total de fronteras hasta los que quieren cerrarlas a cal y canto. ¿Cuál es la política migratoria ideal?
¿Qué política migratoria necesitamos?
Definir las condiciones de acceso a un país soberano es su potestad y su obligación. Si esas condiciones de acceso son claras, sencillas y ajustadas a las necesidades reales, concretando el número y las características que se precisan, entonces, además son una herramienta de prosperidad. Lo que no puede decidir ningún país es cuántas personas pretenden acceder a él, ni tampoco su formación previa. Una vez ensamblados los inmigrantes justos en los puestos laborales adecuados, queda una miriada de inmigrantes determinados a acceder pese a que nadie les espera. Miriada que por idioma, cultura o falta de formación, son proclives a la desadaptación. La política es inevitable pero no tiene la agilidad y versatilidad necesarias para hacer de la inmigración que se precisa, una herramienta de prosperidad, y no tiene respuesta alguna para la inmigración por desbordamiento. En la política solo encontraremos buenas intenciones y errores permanentes.
Un cordial saludo.
¿Y quién paga si un inmigrante aceptado por unos va y asesina a otros?