¿Por qué la luz está tan cara?

Este martes entró en vigor la nueva factura de la luz, un nuevo sistema de tarificación que trae grandes cambios en los precios en función de la hora en la que se realice el consumo. El coste de la energía eléctrica varía a lo largo del día. Hay tres tramos horarios. La hora valle, que es la más barata y que se corresponde con la madrugada y los fines de semana. La hora punta, que cubre de 10 de la mañana a 2 de la tarde, y de 6 de la tarde a 10 de la noche. Todo lo demás será hora llana y tendrá un precio intermedio. Hasta la fecha, el consumidor doméstico podía acogerse a seis tarifas diferentes, algunas eran planas y otras permitían el discriminado horario. Desde ahora la tarifa será única. La idea del Gobierno es incentivar el consumo en ciertas horas del día y el único modo de hacer eso es mediante el precio.

Lo primero que han percibido los consumidores es que la electricidad se ha encarecido sustancialmente. Durante el primer día con el nuevo sistema el precio de la hora punta era ya el doble que a la hora valle: 24 centimos/kWh frente a 11 céntimos/kWh. Para un hogar promedio esto supone una subida de un 40% en la factura a fin de mes. Para paliar la subida y el descontento generado el Gobierno ha anunciado un anteproyecto de ley que castiga la generación nuclear y la hidroeléctrica, es decir, las centrales que no emiten CO2 anteriores a 2005 y que, por lo tanto, no necesitan negociar unos derechos de emisión que se han puesto por las nubes a lo largo del último año. Para que todos lo entendamos, trasladan a estas centrales el coste de las subvenciones a otras renovables como la eólica o la fotovoltaica. Con esto y una tasa sobre que habría de pagar la industria petrolera y gasista pretenden abaratar la factura un 15% en los próximos tres años, pero esa rebaja no compensaría un incremento tan brutal como el que tendremos que afrontar a partir de ahora.

El hecho es que el Gobierno tiene en su mano recortar el precio si de verdad quisiese hacerlo. Habida cuenta de que aproximadamente un 55% de la factura de la luz son impuestos, tasas y peajes, basta con reducir o eliminar alguno para que el consumidor lo notase en el acto. Pero de eso, por descontado, no quieren ni hablar.

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