Los problemas en Corea no remiten. El Gobierno norcoreano ha vuelto a lanzar un misil balístico que asegura que podría haber alcanzado Alaska. No se sabe si es cierto o no, pero más tarde o más temprano tendrán la capacidad de hacerlo. En ese momento EEUU estará a merced del dictador norcoreano, que tendrá a mano lo que les faltó a Saddam o a Gadafi. Quizá ha llegado la hora de nuclearizar Corea del Sur y alcanzar así un punto de equilibrio en la tensión nuclear. Ninguno de los dos atacaría por miedo a las represalias inmediatas.
El problema es que la «guerra fría» funciona cuando a ambos lados hay dirigentes con un mínimo de sentido común.
Si a un lado tenemos un loco visionario que se cree semidios, aplica el principio de «quien golpea primero, golpea dos veces».
Solución nuclear para un problema nuclear.
El punto de equilibrio en la guerra de Corea reside en que los norcoreanos ni pueden unificar la península, ni pueden aniquilar a sus enemigos; ni a cuchillo, ni a bala, ni a cañón, ni a megatones. Kim Jong-un tiene a los surcoreanos a 4 Kms de la frontera, Seúl a 195 Kms de su despacho, misiles con miles de Kms de alcance y una bomba atómica en ciernes, si no lista. Pero no puede ganar y que los surcoreanos se nuclearizen o no, no cambia el hecho de que Kim Jong-un no puede ganar. Puede liarla parda, puede hacer sufrir a sus enemigos y por supuesto puede autodestruirse, pero no puede ganar. Y lo sabe, y es esa certeza lo que equilibra su ira, su ambición, su irracionalidad y sus necesidades propagandísticas.
Un cordial saludo.