Trump y la guerra del arancel

Donald Trump ya ha elegido el charco en el que meterse durante los próximos meses. Se trata de los aranceles. Una vieja promesa que hizo en campaña electoral para desincentivar las importaciones y que el país consuma productos hechos allí. El jueves pasado anunció nuevos aranceles al acero y al aluminio europeo, chino y mexicano, y dejó la puerta abierta a otros productos como los automóviles. Cuando se lo echaron en cara afirmó que «las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar». A Trump no le gusta el déficit comercial de EEUU y cree que eso se soluciona subiendo los aranceles. Una vieja falacia económica que nunca ha funcionado y que lo único que consigue es crear problemas y avivar enemistades. No tengo del todo claro si él y su equipo han terminado de entender las consecuencias de fijar aranceles unilateralmente. Pero no son nada buenas, tampoco dentro de casa.

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1 Comment

  1. En temas comerciales Donaldo se comporta como un tratante ventajista que pretende aplicar la ley del embudo pensando que forzando un trato desigual ha engañado a alguien o ha ganado algo. Desconfianza, recelo, represalias o ataques preventivos es lo que cosechará fuera, y dentro, niega a los estadounidenses la posibilidad de adquirir en el futuro materias y bienes baratos. En resumen, Donaldo está siendo un listillo miope preparando un cristo futuro que no verá venir y del que culpará a otros. Los afectados ya esgrimen amenazas por si Donaldo se lo quiere replantear. Ojalá.
    Un cordial saludo.

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