
El viernes pasado la red social Twitter acusó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de infringir las normas de la comunidad al «glorificar la violencia» por sugerir una intervención militar para contener los disturbios en Minneapolis. La dirección de Twitter no eliminó el tuit pero incluyó un aviso sobre el mismo que los usuarios deben desplegar antes de leer el tuit en cuestión que, textualmente, dice lo siguiente: «Estos matones están deshonrando la memoria de George Floyd y no permitiré que eso suceda. Acabo de hablar con el gobernador Tim Walz y le he dicho que el ejército está a su total disposición. Cualquier dificultar y asumiremos el control pero cuando empiezan los saqueos empiezan los tiroteos. ¡Gracias!»
El presidente se refería a los manifestantes que están generando disturbios desde el jueves pasado, se han saqueado comercios y se ha llegado incluso a incendiar una comisaría de policía, la misma a la que fue llevado Floyd tras su detención. Nos encontramos por tanto con dos batallas. Por un lado la que están librando la policía y los manifestantes en la calle, por otro la que le ha declarado Trump a empresas como Twitter, Facebook o Google mediante una orden ejecutiva en la que plantea cambios legales para privar a estas plataformas de su inmunidad frente a posibles demandas por lo que publican sus usuarios. Es decir, que si pueden censurar contenidos son un medio de comunicación y, por lo tanto, estarían sujetos a una regulación distinta.
En La ContraRéplica:
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