Desde hace dos días tenemos nuevo presidente de Gobierno: Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista que, en una operación tan temeraria como audaz, consiguió desalojar a Mariano Rajoy la semana pasada y ponerse él. Por de pronto no parece que vaya a convocar elecciones y se apresta gobernar durante el año y medio o dos años que quedan de legislatura. Está en estos momentos confeccionando su gabinete del que se han hecho públicos ya algunos nombres como Josep Borrell en Exteriores.
Entretanto unos y otros se han puesto a hacer cábalas para un Gobierno que parece imposible pero que no es del todo inviable. Va a tener que hacer auténticos equilibrios sobre un alambre para llegar con vida a las elecciones. Se lo juega todo, así que más le vale hilar fino.
La magia de la democracia representativa consiste en que Pedro nos representa hoy con igual legitimidad que lo hacía Mariano hace unos días sin que nadie del pueblo soberano cambie el voto. Ha bastado con que cambien el voto nuestros representantes, esos que saben sin preguntar qué es lo que queremos y cuándo dejamos de quererlo. Se ve que antes queríamos Mariano y que ahora queremos Pedro, y de Pedro nos vamos a hartar. Dadas las complicaciones para gobernar, la legislatura va a ser una campaña electoral continua por parte de todos, incorporándose retrasado el PP porque el mutis de Mariano obliga a ajustar cuentas internas pendientes como paso previo. Pedro inaugura un gobierno en funciones, en este caso de funciones circenses de un circo de quinta categoría.
Un cordial saludo.